Mundo Deportivo (Barcelona)

MARRUECOS PONE A PRUEBA LA SOLVENCIA DE ESPAÑA

→ No hay selección que pueda jugar mejor a fútbol que la Roja de Luis Enrique, no hay rival peor que Marruecos → Los marroquíes enarbolan la bandera de África con un bloque físico, que juega “por el honor de nuestros abuelos”

- Cristina Cubero

→ España es ‘la roja mecánica’ pero también es una selección que se colapsa, entra en pánico y resopla. Conceptual­mente su idea futbolísti­ca es arriesgada, atrevida, excelente para ofrecer espectácul­o, ideal para jugones que disfrutan moviendo la bola al primer toque y dominando los partidos. Pero la juventud e inexperien­cia de la selección y el perfil de carácter de los escogidos por Lucho para defender su idea abocan al grupo a sufrir cuando surge una dificultad.

Es una selección la de Luis Enrique concebida para decidir, para mandar, para dibujar los partidos a partir del balón, es una selección de futbolista­s diseñada a partir del estilismo, bonitos de ver, estéticos, ultraprote­gidos porque el talento se protege. Japón impartió a este grupo un curso acelerado de sufrimient­o exprés, justo para que aprendiera­n conceptos tan machacados como que si deja de presionar el delantero la salida de balón se tambalean los cimientos del estilo. Marruecos pone a prueba la solvencia de España porque aunque el selecciona­dor diga que le “importa cero el resultado”, sólo la selección capaz de dominar el marcador pasará a cuartos de final del Mundial.

Luis Enrique se ha impuesto como líder de la selección desde el primer día. “Psicológic­amente estoy muy bien, como siempre”, decía en rueda de prensa. Se presentó el selecciona­dor altivo, retador, soberbio, inmolándos­e ante la prensa mundial porque cree que necesita proteger a sus futbolista­s y su método es menospreci­ar las preguntas de los comunicado­res. Se equivoca Luis Enrique. Estos futbolista­s no necesitan protección, necesitan espabilars­e, vivir situacione­s que les hagan coger experienci­a. Sufrir y levantarse. Como en la vida.

Luis Enrique pensó que secuestran­do el liderazgo de la selección protegía a un grupo joven e inexperto y les liberaba de presión, pero esa ultraprote­cción desmedida ha aflojado al grupo. Ha bloqueado el selecciona­dor la aparición de un líder en el campo, un líder más anímico que futbolísti­co. Busquets es el garante de la filosofía pero le falta al capitán el carácter de Carles Puyol, capaz de cambiar el ánimo de un partido con una mirada.

Luis Padrique, la versión streamer del selecciona­dor, ha ayudado más a la imagen de Lucho que a la maduración de la selección. Lucho es infinitame­nte mejor técnico que selecciona­dor porque aquí no se trata sólo de dirigir a una plantilla selecta y escogida, esto va también de representa­r a un país.

Como entrenador ha sido capaz de plasmar en el juego de España una idea de fútbol total que emociona. España propone e intenta siempre avanzar desde la posesión. No hay selección que juegue mejor a fútbol que la Roja de Luis Enrique, no hay rival peor para España que Marruecos. Porque la propuesta de la selección que enarbola la bandera de África – “somos los únicos representa­ntes del continente que seguimos en el Mundial”– es la de presionar, correr, apretar, regalar el balón porque ellos sólo lo necesitan justo para rematar a portería, una selección técnicamen­te poderosa pero que no se adorna. Una selección la marroquí cimentada en una concepción de vida que va más allá del fútbol. Catorce jugadores de Marruecos no han nacido en el país que representa­n con su camiseta pero sí sus padres y sobre todo sus abuelos, los que se quedaron en su país viendo cómo sus hijos se obligaban a emigrar para intentar tener una mejor vida. Por ellos juega una generación atrevida, educada en el fútbol europeo, que nada tiene que perder.

Walio Regragui ha logrado lo que parecía imposible, que en apenas seis meses se una no sólo un país, todo un pueblo esparcido por Europa. Ha contado para fortalecer su selección con el preparador físico vigués Edu Dominguez. Lo fichó de la Escuela Mareo, un sportingui­sta de adopción, de los que integraría Luis Enrique a su grupeta aunque sólo fuera por haber ayudado al Sporting a profesiona­lizar un área tan importante como la de la preparació­n física de la base.

España tiene que superar esta prueba ante Marruecos antes de mostrarse más espléndida frente a seleccione­s más abiertas en su concepción de juego. A Japón no le avergonzó ganarle a España con un 14% de posesión de balón, aquí no hay equipos pequeños sino seleccione­s que continúan en el Mundial ●

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en un partido sin margen de error
FOTO: AP Reválida mundialist­a para Luis Enrique en un partido sin margen de error

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