Mundo Deportivo (Barcelona)

El Real resucita

→ El equipo blanco, desastroso en el primer tiempo, remontó un 2-0 a un gran Villarreal para meterse en cuartos

- Pepe Gil-Vernet

→ Un Real Madrid moribundo revivió en Vila-Real con una gran segunda mitad para remontar un 2-0 y aferrarse a la Copa como una tabla de salvación en el peor momento de la temporada. Una primera parte desastrosa y un gran Villarreal parecieron demasiada losa para un equipo blanco sumido en una crisis galopante. Pero el Madrid, especialis­ta en sobrevivir en el alambre, recurrió a su amor propio, a su épica y a la aparición de Ceballos para frenar su caída libre y darle la vuelta a un encuentro que se puso muy cuesta arriba desde el golazo de Capoue.

El Madrid aterrizó en La Cerámica hecho unos zorros y la pésima primera parte acentuó la caída libre de los Ancelotti. El Villarreal, en un gran primer tiempo, abrió en canal a un Madrid incapaz de poner remedio a sus problemas, que son gigantesco­s y de difícil solución.

Ancelotti apostó por su once más fuerte pero como a perro flaco todo son pulgas, el inicio del partido no pudo ser peor para un Madrid con la moral tocada. Capoue cazó un balón en el área y fusiló sin miramiento­s a Courtois para poner el 1-0 en el minuto 4.

Obligado a remar contra el resultado y también contra sus propios fantasmas, el equipo de Ancelotti reaccionó tímidament­e pero no pudo contrarres­tar el poderío de un Villarreal que desnudó todas sus carencias.

En defensa Militao y Courtois no bastan para sostener un andamiaje cada vez más frágil, el mediocampo estuvo totalmente a merced del ritmo impuesto por Parejo y Baena y en ataque solo generó algo de peligro Mendy, una evidencia más del bajón de rendimient­o que están protagoniz­ando Benzema y Vini, desapareci­dos en el primer tiempo.

El contraste entre el pujante Villarreal y el deprimido Madrid se acentuaba con el paso de los minutos. El equipo de Setién tiene recursos para todo gracias a la pausa de Parejo y al veneno de Gerard Moreno,

que de nuevo, como hace dos semanas, jugaron a placer contra un Madrid inoperante. Poco antes del descanso, una maniobra maravillos­a de Gerard dejó solo a Chukwueze ante Courtois para que el nigeriano colara el balón en la escuadra y mandase al Madrid herido de muerte al descanso.

Sin nada que perder y echando mano de amor propio, el Madrid salió con otro aire de los vestuarios. A los blancos les ayudó el pase atrás de un Villarreal sin Albiol, cambiado al descanso, y que perdió poco después a Foyth por lesión. Ancelotti detectó la grieta de su rival e introdujo a Ceballos y Asensio por Kroos y Rodrygo. Las sustitucio­nes tuvieron un efecto inmediato para el Madrid, pues el utrerano recuperó un balón y, tras una pared con Benzema, asistió a Vinicius para recortar distancias en el minuto 57’.

El gol reforzó la autoestima blanca y atemorizó al equipo de Setién, centrado en tapar las vías de agua provocadas por las ausencias de sus dos puntales defensivos a la espera de cazar algún contragolp­e para matar la eliminator­ia. En plena crecida blanca, un remate de cabeza de Benzema no lo acertó a rechazar bien Jorgensen y el balón quedó muerto sobre la línea para que Militao lo empujara al fondo de la red.

Ambos equipos parecían firmar una tregua a la espera de la prórroga pero Asensio olió sangre en un balón largo, lo peleó hasta la línea de fondo y puso un envío medido para la llegada de Ceballos, que definió con un gran golpeo (85’).

El Villarreal lo intentó hasta el final pero el Madrid recuperó su solidez en defensa para amarrar una clasificac­ión para los cuartos que le da aire y mitiga su crisis. El equipo de Ancelotti puso freno a su caída libre como más le gusta: tirando de épica y con remontada ●

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FOTO: EFE Los jugadores del Real Madrid celebran el 2-3 de Ceballos que certificó el pase a los cuartos de la Copa del Rey

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