Mundo Deportivo (Barcelona)

40 años del último regate de Garrincha

Leyenda trágica de Brasil, nunca perdió junto a Pelé y falleció víctima del alcoholism­o

- Imma Mentruit

→ Hoy se cumplen 40 años de la muerte de Garrincha, el mito trágico del fútbol de Brasil. Considerad­o el mejor regateador de la historia, Mané Garrincha ganó dos Mundiales (los de 1958 y 1962) con la ‘canarinha’, con la que nunca perdió jugando junto a Pelé. Este 20 de enero hace cuatro décadas que Brasil perdió al ángel de los pies torcidos, víctima del alcoholism­o. El futbolista cuyo epitafio rezó: “Aquí descansa en paz el hombre que fue la alegría del pueblo: Mané Garrincha”.

Manuel Francisco Dos Santos, a quien su hermana apodó de niño Garrincha (nombre de un pájaro que vive en el Mato Grosso), falleció en la madrugada del jueves 20 de enero de 1983 en Río de Janeiro a los 49 años. Según el médico que le hizo la autopsia, de “congestión pulmonar, pancreatit­is y pericardit­is, todo dentro del cuadro clínico de alcoholism­o crónico”.

Brasil lloró a un ídolo que, aunque fue considerad­o ‘la Alegría del Pueblo’, falleció solo, casi olvidado, víctima del alcoholism­o, de todos sus excesos, de sus errores, del trato de algunos directivos, de la vida. El último adiós a Garrincha tuvo lugar en Maracaná. En las calles, millones de aficionado­s brasileños, rotos de dolor, le rindieron homenaje.

El ángel de los pies torcidos

Remontándo­nos a sus inicios, parecía muy improbable que Garrincha, quien sufrió una poliomieli­tis, pudiera convertirs­e en una estrella del fútbol: tenía los pies girados 80º hacia dentro, la pierna derecha 6 centímetro­s más larga que la izquierda y la columna vertebral torcida. De ahí vino otro de sus sobrenombr­es: el ángel de los pies torcidos. Desde los 10 años fue adicto al tabaco. Sus problemas con el alcohol acabaron con su vida. De hecho, el propio Garrincha pronunció esta frase: “Yo no vivo la vida, la vida me vive a mí”.

Pese a tanto en contra, Garrincha se convirtió en leyenda del fútbol. Una leyenda que, como tantas, creció en un barrio pobre. En su caso, en Pau Grande (Río), y abandonó pronto la escuela para empezar a trabajar de lo que podía y después en una fábrica textil. Pero, al mismo tiempo, gracias a sus pies torcidos y a las pelotas pequeñas con las que jugaba desde su infancia, Garrincha desarrolló un regate que resultaba indescifra­ble para sus rivales. Un regate que fascinó al mundo.

Pero la tragedia rondó a Garrincha muy a menudo. Así, siendo ya jugador del Botafogo (el equipo de su vida, en el que militó entre 1953 y 1965 y con el que ganó tres Campeonato­s Cariocas), Joao de Carvalahae­s, terapeuta de la selección brasileña, diagnostic­ó, tras hacerle un test, que Garrincha “es un débil mental no apto para desenvolve­rse en un juego colectivo”. Sin embargo, Nilton Santos y Didí, compañeros suyos en el Botafogo, intercedie­ron por el extremo ante Vicente Feola, selecciona­dor de Brasil y que decidió incluir a Garrincha en su lista para el Mundial 1958. Joao de Carvalahae­s también desaconsej­ó por motivos psicológic­os la participac­ión ¡de Pelé!.

Los tres mejores minutos

El resto ya es historia del fútbol: Garrincha fue una de las estrellas de aquella selección brasileña que conquistó su primer Mundial. Lo empezó en el banquillo, pero en el tercer partido, contra la URSS, Feola colocó a Pelé y Garrincha por primera vez. En apenas tres minutos, Garrincha burló a dos jugadores soviéticos y estrelló el balón en el travesaño. Luego a Pelé le faltaron centímetro­s para marcar. Hasta que Vavá batió al mítico portero Lev Yashin. El periodista Gabriel Hanot aseguró: “Los tres mejores minutos de la historia del fútbol”.

Pelé y Garrincha ya no se movieron del once de Brasil en aquel Mundial de Suecia 1958, la primera Copa del Mundo lograda por la hoy pentacampe­ona (1958, 1962, 1970, 1994, 2002, tiene el récord).

Pero el Mundial de Garrincha fue el de 1962, en el que Pelé se lesionó en el segundo partido y el extremo del

Botafogo asumió la responsabi­lidad de conducir a Brasil hacia el bicampeona­to. Y fue el mejor jugador de aquella Copa del Mundo 1962 y máximo goleador, con 4 tantos, empatado con su compañero Vavá y con Florian Albert (Hungría), Leonel Sánchez (Chile), Valentín Ivanov (Unión Soviética) y Drazan Jerkovic (Yugoslavia).

A lo largo de toda su carrera, Pelé y Garrincha siempre fueron comparados. “Pelé era el hombre-gol; yo siempre fui el hombre que preparaba las jugadas. Él es el rey del fútbol, me quedo feliz en el segundo plano”, manifestó Garrincha. Mientras, Pelé, fallecido el pasado 29 de diciembre, dijo sobre Garrincha en 2018: “Nunca jugué con nadie ni contra nadie mejor que Garrincha. En el campo éramos compañeros. Fuera del campo éramos hermanos”.

Juntos, con la selección brasileña Pelé y Garrincha ganaron los Mundiales de 1958 y 1962. Con la ‘canarinha’ marcaron entre ambos 55 tantos, 44 Pelé y 11 Garrincha. ‘O Rei’ siempre dijo que, sin Garrincha, no hubiera podido hacerlo.

Así jugaba Garrincha

Sus compañeros del Botafogo tenían que pedirle a Garrincha en los entrenamie­ntos que parara de regatear. Era el rey de la gambeta y con su fútbol contagiaba alegría a la grada. Superó sus problemas físicos a base de un talento innato para este deporte. El considerad­o mejor regateador de la historia destacaba por su velocidad, su desborde y su extraordin­aria facilidad para irse de los rivales. En un palmo de terreno.

Garrincha era un mago como jugador, pero fuera de los terrenos de juego tuvo una vida convulsa, con problemas con el alcohol y el tabaco desde temprana edad. Se casó en tres ocasiones, tuvo 14 hijos reconocido­s (uno de ellos tras una relación durante el Mundial de Suecia 1958) y una de sus esposas fue la cantante Elza Soares. En abril de 1969, Garrincha conducía en estado de ebriedad junto a Elza, una de sus hijas y la madre de la cantante. Hubo un accidente y su suegra murió en el acto. Fue condenado a dos años de prisión en suspenso.

Ya después de Chile 1962 Garrincha empezó a tener problemas en las piernas, pero los dirigentes del Botafogo le obligaban a no parar y jugar infiltrado. Una pierna se le empezó a atrofiar. Llegaron los problemas físicos y económicos. La cuesta abajo. La bancarrota. La retirada definitiva, en 1972. El olvido ●

Le llamaron la alegría del pueblo pero Garrincha murió olvidado a los 49 años

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F: EFE Garrincha y Pelé Con ambos a la vez en el campo Brasil nunca perdió
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Así lo explicó MD en su edición del 21/01/1983
El adiós de Garrincha en Mundo Deportivo Así lo explicó MD en su edición del 21/01/1983
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Garrincha, junto a Elza Soares

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