Las manos cruzadas de Rafa
El parón que precisó Nadal en su partido contra McDonald, explicado en imágenes
Los buenos realizadores se notan cuando son capaces de explicarte una historia solo con imágenes. Incluso cuando parece que no pasa nada, encuentran un relato de fondo que transmite un significado y un clima emocional al espectador. Lo vimos en Eurosport, cuando Rafa Nadal necesitó al fisioterapeuta durante su partido contra Mackenzie McDonald en el Open de Australia. El realizador se percató que los movimientos de Nadal indicaban incomodidad o sufrimiento. Y buscó el rostro de preocupación de su amigo y entrenador Carlos Moyá. Y luego el de su hermana y su madre, que parecían compartir palabras de pesadumbre con el padre de Rafa. Después nos mostró a Nadal sentándose en el banco. El plano, desde un lateral, lo observaba paciente y logró captar el instante en que apoyaba los brazos en su regazo y agachaba la cabeza. El abatimiento. A continuación, un plano detalle frontal de sus manos juntas, enlazadas, convertía la imagen incluso en poética. Un gesto que simbólicamente puede apelar al control del dolor o a la espera, pero también a la plegaria, al temor, a la inquietud. Poco a poco la cámara fue subiendo el plano hacia su cabeza gacha. El resultado, seguramente, no gustaría al propio Rafa. Un plano de su cuero cabelludo donde se aprecian los estragos de la alopecia. Otro significado: la veteranía, el ocaso del héroe. Casi como si intuyera ese espionaje, Rafa levantó la cabeza y nos mostró su rostro de resiliencia y contención. El realizador nos sirvió entonces las repeticiones del instante en que se produjo el pinchazo de dolor. A partir de aquí, fuimos testigos de la sucesión de acontecimientos: entran los fisioterapeutas y Nadal se marcha con ellos. Lo vemos desaparecer hacia el vestuario, pero el travelling sigue, buscando a su familia y equipo. Del rostro preocupado de Moyá a las lágrimas de la mujer de Rafa, Mery, que se las seca como puede. Entre repeticiones del instante de la lesión vamos viendo el ambiente en el pasillo, delante de la sala donde parece estar el tenista. Hasta que sale Rafa y vuelve a la pista. Coge la raqueta y se escucha la ovación del público. Ha sido un parón de cinco o seis minutos. Pero el espectador ha tenido la sensación de que, en todo momento, seguían pasando cosas y conectaba emocionalmente con la tensión de la pista ●