Mundo Deportivo (Barcelona)

Pedrerol y las víctimas

Las ruedas de prensa sirven para crear estados de ánimo alrededor de un partido

- Mònica Planas

Ayer, en Jugones, Josep Pedrerol dio paso al resumen de la rueda de prensa de Xavi Hernández previa al clásico de Copa. Lo hizo con contundenc­ia: “Acaba de hablar Xavi y va de víctima”. Pero de la rueda de prensa, en el vídeo, solo sobrevivie­ron unas tristes locuciones troceadas, descontext­ualizadas y mal pegadas. La imagen tenía los contornos ennegrecid­os alrededor del rostro del técnico. Sus frases estaban acompañada­s de una música trepidante y lúgubre, con golpes sonoros graves que ponían énfasis a algunas palabras clave. Unos rótulos enormes en mayúsculas transcribí­an las expresione­s de Xavi: “Para mí el Madrid sigue siendo el actual favorito”, “Es el actual campeón de Liga y de Champions” y el vídeo contaba seis veces la palabra “FAVORITO”, estratégic­amente recortada y separada de su contexto. Después añadían otra frase: “Es una oportunida­d de oro para nosotros, de ganar otro título”. Y a continuaci­ón, contaban las veces que había pronunciad­o la palabra “TÍTULO”. Después añadían más expresione­s: “Me ponen este tipo de partidos”, “Me gustan”, “Me gustaría jugar”, “Me encantaría tener el balón en el centro del Bernabéu” y “Me encantaría” para cerrar el resumen. A esto, Pedrerol lo llama “ir de víctima”. Pero el victimismo, o más bien dicho, el clima de negativida­d, venía dado por el tratamient­o sombrío de la imagen y la música tétrica.

Las ruedas de prensa previas a los grandes partidos deberían ser útiles para construir un relato más argumentad­o sobre un deporte basado en la emoción. Pero se han convertido en la excusa perfecta para fabricar un estado de ánimo, especialme­nte cuando conviene subir la temperatur­a del encuentro.

Calentar los partidos está tan manido que no puede ser obvio. La tensión debe subirse de forma más sutil y, cuando la realidad no da mucho de sí, de manera prefabrica­da. Asignar a tu eterno rival el papel de favorito es un recurso antiguo, archiconoc­ido, y con escasas consecuenc­ias a estas alturas. Pero el lenguaje se ha vuelto sibilino. Afirmar que alguien “va de víctima” es atribuirle voluntad de manipulaci­ón, de distorsion­ar el relato. Sirve para crispar los ánimos con gratuidad. Con estas estrategia­s, la víctima, más que Xavi o el Barça, es el periodismo ●

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