Nacida para ser una estrella y reinar
→ “Soy tenis desde niña”, dice Garbiñe Muguruza, que desde los 3 años seguía a sus hermanos a la pista
→ Garbiñe Muguruza confirmó su retirada 446 días después de su último patido oficial. “A día de hoy no tengo ninguna intención. Mi plan ahora mismo es dormir, descansar, estar con los míos, recuperar tiempo perdido. No veo más allá de lo que estoy haciendo hoy, mañana y esta semana”, manifestaba en octubre.
Viajó a conocer la familia en Finlandia de su pareja, y próximo marido, Arthur Borges, visitó el pueblo de su padre, Azkoitia, donde una pista llevará su nombre. Enseñó, desde su casa de Ginebra, su pasión por la moda, el baile y la cocina, especialmente los postres. Gozando de los pequeños placeres de la vida cotidiana y de los suyos.
Cerró la etapa del tenis, que abrazó a los 3 años. Su padre, José Antonio, se había buscado la vida, con su empresa, en Venezuela, donde conoció a Scarlett. Nacieron Asier, Igor y la más pequeña, Garbiñe, quien a los 18 años tomó la decisión de jugar por España, tras haber nacido en Caracas.
Sus hermanos lo probaron en el tenis, y el destino los llevó a la academia de los Bruguera, Lluís y Sergi. Pero quien más quería jugar era Garbiñe. Allí conoció al técnico Alejo Mancisidor, con quien encaró la entrada en profesionales. En pleno ascenso al top60 sufrió una lesión, tuvo que pasar por el quirófano debido a una lesión en el tobillo derecho.
Enseñó sus enormes cualidades llegando a la final de Wimbledon 2015, que perdió ante Serena Williams. Fue su carta de presentación. Alta (1.83 metros) y pegadora, alejada del arquetipo tradicional español.
Capaz de la excelencia y la derrota en un breve intervalo de tiempo. Única. Intocable para las rivales en sus mejores días, su propia enemiga más fiera cuando se atrancaba. Pero una grande, que reinó en Roland Garros 2016 derrotando a su ídolo Serena Williams (aunque de niña veía sobre todo a Martina Hingis por televisión), que conquistó Wimbledon en 2017 a costa de la mayor de Venus Williams, Venus.
Alcanzó el nº 1 en 2017, fue la primera mujer española que ganó el Masters, en 2021. Su última gran obra. En 2015 había hecho final en el Masters de dobles, haciendo dúo con Carla Suárez.
“Soy tenis desde niña, pero cuando acabe me gustaría iniciar un segundo capítulo en mi vida. No creo que deba pedirle más a la vida. Soy una privilegiada por todo”, comentaba a MD tras ser campeona del Masters.
Subió el Kilimanjaro como un reto diferente. Entrenó con los cuerpos especiales de la Guardia Civil, por ejemplo. Si había chute de adrenalina, se apuntaba.
Disfrutó del tenis, también lo padeció en instantes puntuales porque le costó gestionar las emociones. Fueron célebres sus choques dialécticos con el entrenador francés Sam Sumyk. Con Conchita Martínez se acercó más a la paz, pero su fuerte carácter invitaba a picos de todo tipo.
Pero la Garbiñe Muguruza auténtica es la que sonríe, dibuja los hoyuelos en su rostro. Quien baila los ritmos caribeños con pasión y destreza. La que cocina en casa, sobre todo esmerándose con los postres. Una mujer próxima y cotidiana con los suyos, también cómoda moviéndose en el mundo de la moda o el ‘glamour’. Como en el tenis, sorprendente, de múltiples ópticas. Una reina muy vitalista, disfrutona.
Hizo mucho, tanto que incluso logró que la ñ formara parte del abecedario de la rama anglosajona dominante en el circuito ●
Le va la adrenalina, como viajar, bailar y los postres, en familia o con ‘glamour’