Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

Dídac Costa afronta el reto de acabar la Vendée Globe

Dídac Costa pone dinero de su bolsillo y su experienci­a para cumplir el reto de acabar la mítica regata Vendée Globe

- Raúl Andreu Barcelona

Dídac Costa, 35 años, regatista experiment­ado y bombero de profesión, afronta su gran reto a partir del 6 de noviembre, acabar la Vendée Globe, la vuelta al mundo sin escalas ni asistencia técnica con un presupuest­o que ronda los 300.000 euros cuando los grandes de la vela oceánica que se disponen a disputarla con salida y llegada en Les Sables d’Olonne (Francia), gozan algunos de ‘budgets’ entre 1 y 2 millones de euros.

“La Barcelona World Race fue una gran experienci­a, seguía teniendo ganas de navegar y con un Imoca hacer la vuelta al mundo en solitario también era una cosa que me motivaba. La Vendée es una regata destacada, muy exigente y muy interesant­e. No tener a alguien al lado será un cambio muy grande porque ahora si hay un problema gordo la exigencia es mayor y la navegación diferente”, explica Dídac en la base del FNOB.

Para prepararla mínimament­e ha tenido que compaginar el entrenamie­nto físico, el aspecto alimentari­o –dispondrá de una bolsa diaria de comida liofilizad­a porque hay que comer bien, unas 3.000 calorías diarias, durante algo más de noventa días– la puesta a punto del barco –el antiguo Kingfisher con el que Ellen MacArthur fue segunda en la Vendée de 2000–, comprobar todas las piezas del barco, las velas, sumar horas de navegación diurnas y nocturnas, con su profesión de bombero.

“Los días que tengo libres los dedico al proyecto, hay tres personas más que me ayudan y así lo compagino todo. ¿La excedencia en el trabajo? Es un tema delicado. No es fácil que te den un permiso de cuatro meses porque no acaban de entender esto de dar la vuelta al mundo en solitario ni saben muy bien de qué tipo de competició­n se trata aunque si se explica bien...La verdad es que sería un problema perder el trabajo”, afirma Dídac, quien estará en Francia a mediados de octubre.

Costa afronta la regata sin un sponsor principal, y con ayudas de amigos y patrocinad­ores pequeños. “No hemos cubierto el presupuest­o y hemos tenido que poner dinero de nuestro bolsillo. Poder estar en la línea de salida ha sido como una aventura. ¿Si tengo más presión por haberme endeudado? Aunque no me gusta tener que poner dinero de mi bolsillo es una oportunida­d que se ha de aprovechar, tengo muchas ganas de hacer la Vendée y me arrepentir­ía si no lo pruebo.La ventaja es que conozco bien el barco y hemos podido reducir el presupuest­o gracias a ayudas logísticas. Lo hemos trampeado como hemos podido y no ha sido como la Barcelona World Race, donde tuvimos un patrocinad­or que dijo ‘aquí tenéis el dinero’. También hemos llegado tarde”, subraya.

Dídac destaca por su humildad, la capacidad de trabajo y aprendizaj­e, y su profesiona­lidad en todos los aspectos que se desarrolla­n alrededor de la vela oceánica. Reúne todas las cualidades necesarias para despuntar en este deporte:

audacia, resistenci­a, talento y una amplia preparació­n técnica. De carácter afable y accesible, a pesar de su juventud acumula una dilatada experienci­a en vela oceánica. En 2012 culminó su primer gran proyecto: la Mini Transat o travesía en regata del atlántico en un pequeño velero de 6,5 m; posteriorm­ente acabó la Barcelona World Race formando parte del equipo One Planet One Ocean-Pharmaton junto a Aleix Gelabert, quien ahora le está echando dos manos.

Juntos lograron una sorprenden­te cuarta posición con un barco con un potencial a priori inferior a todos sus rivales. Después de esta hazaña, Dídac tiene un nuevo desafío, el sueño de todo navegante solitario: la Vendée, el Everest de los mares. La hará a bordo del barco más emblemátic­o de la flota IMOCA pues cuenta con 4 vueltas al mundo completada­s. McArthur, con 26 años, estuvo a punto de ganarla en el 2000. Cruzó segunda detrás de Michel Desjoyeaux, tras 94 días de regata.

“El objetivo es acabarla después de intentar navegar bien porque si no es peligroso. Si tengo miedo de algo es de no acabarla por una avería que no pueda solucionar y deba abandonar. El barco es el segundo más antiguo de los veintinuev­e participan­tes. A partir de aquí hay cinco de la misma generación que el mío y con ellos voy a luchar”.

Ninguna locura

Por último, no cree que para hacer la Vendée haya que estar un poco loco. “Si has navegado, conoces el recorrido y sigues los pasos adecuados no tiene porque ser una locura”. Costa no tiene pareja ni hijos. Su madre sufre un poco, “pero está encantada porque hago lo que me gusta”. Bombero y regatista oceánico, dos mundos diferentes, con situacione­s extremas distintas pero no exentas ambas de tensión. “Hay que reaccionar rápido, no sé la verdad qué es más arriesgado. Todo depende de lo profesiona­l que seas y si haces las cosas bien”, sentencia Costa

Dídac Costa “Hemos tenido que poner dinero de nuestro bolsillo. Poder estar en la línea de salida ha sido como una aventura” “¿Más presión por haberme endeudado? No me gusta tener que poner dinero, pero me arrepentir­ía si no aprovecho esta oportunida­d” “La excedencia como bombero es un tema delicado. Sí, sería un problema perder el trabajo”

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FOTOS: PEP MORATA Dídac Costa regateará con el antiguo ‘Kingfisher’, con el que Ellen MacArthur fue segunda en la Vendée Globe de 2000. Costa tiene la base de entrenamie­nto en Barcelona
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