Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Más errores que aciertos
Cuando uno se sienta para ver un Barça-Manchester City espera un encuentro en el que predominen los aciertos sobre los errores. Son dos de los equipos más ricos tácticamente en el panorama futbolístico, pero poco se pudo intuir en el césped del Camp Nou. Especialmente en el bando inglés. Poco ritmo, lesiones, expulsiones, fallos de bulto. El único que compareció a su nivel habitual fue el de siempre: Messi. Hizo un destrozo. A Pep
Guardiola le tocó volver a sufrir al jugador que tantas alegrías le dio en el pasado.
Fue un partido extraño. De entrada, con Agüero en el banquillo. El City pisaba más terreno contrario y el Barça buscaba transiciones rápidas. La primera batalla la ganaron los visitantes. Fue la única. Todo estalló por los aires cuando Mascherano, que ejerció de lateral diestro, fue a la guerra. Se lanzó a por un balón dividido y le dio una opción extra al cuadro azulgrana. Luego llegó el turno de Leo. Conectó con Iniesta, aunque el cuero fue a zona de nadie. Sin embargo, Messi probó suerte. 99 de cada 100 veces, no serviría. Pero Fernandinho se resbaló. Siete hombres del City se quedaron parados. El argentino no lo hizo y ejecutó ante Bravo como el que se levanta y se prepara unas tostadas por la mañana. Tranquilo. Sin ruido. El gol les hizo pupa a los británicos. Apenas había actividad en las áreas. Al Barça se le acumuló la mala suerte. Jordi Alba cayó lesionado en el minuto 8. Luego lo hizo Piqué debido a una entrada de Silva. Luis Enrique se vio obligado a modificar el puzle defensivo y el City encontró un resquicio. Entonces apareció Ter Stegen .Se hizo enorme ante Gundogan. El meta alemán, tras Messi, fue el jugador culé más destacado. Un dato que dice mucho de cómo transcurrió el choque.
La zaga, como la camiseta
No iba a ser la noche de la tropa inglesa. El segundo tiempo fue un caos. Sus esperanzas se acabaron en una salida de Bravo. Se equivocó, le entregó el cuero a Suárez y únicamente pudo corregir su fallo ejerciendo de portero fuera del área. Roja directa.
Y lesión paralela de Zabaleta. Doble cambio. Las cuatro primeras sustituciones del encuentro, forzadas. Guardiola tuvo que mover la mayoría de fichas sobre el tapete.
El aluvión de fallos del City siguió su curso. Dicen que todos los goles vienen precedidos de un error, pero lo suyo fue hiriente. De Bruyne perdió el esférico en el centro del campo, Iniesta robó y Messi subió el segundo a su cuenta en un gran disparo.
Ter Stegen cortó las alas visitantes con una gran intervención ante De Bruyne y, poco después, el tercero culé tras una mala entrega atrás de Gundogan. Fue su mejor pase en profundidad del partido. Lástima que fuera hacia su portería. Suárez recibió el regalo y le puso el hat trick en bandeja a Messi.
La defensa del City estuvo al nivel de su equipación. Es complicado ser aspirante a ganar la Champions siendo tan blando atrás. El nivel de exposición al que obliga el estilo de Guardiola es difícil de asumir ante escuadras del potencial ofensivo del Barça, del Madrid o del propio Bayern.
El conjunto azulgrana también tuvo su ración de fallos, aunque con el encuentro sentenciado. Mathieu se autoexpulsó con dos amarillas en tres minutos. Neymar marró un penalti que forzó Messi. Eso sí, el ex del Santos se redimió de inmediato. Ahora el City se queda contra las cuerdas y deberá ganarse su billete a octavos. Pero necesita pulir muchos detalles