Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Un punto con más valor anímico que clasificatorio
El Zamudio se adelantó en dos ocasiones frente al filial madridista
El Zamudio sumó ayer un punto con más valor anímico que clasificatorio. El equipo tecnológico empató ante un Castilla que no termina de encontrarse cómodo a domicilio. Queda la sensación de que el resultado podría haber sido mejor, puesto que los locales se adelantaron en dos ocasiones gracias al buen papel de Gorka Luariz en ataque. Pero el filial merengue equilibró el marcador y hasta pudo ganar en los instantes finales con un remate que se estrelló en el larguero. Las tablas ante todo un aspirante al ascenso, en cualquier caso, suponen un refuerzo moral después del palo de la pasada jornada ante el Mensajero (5-1).
El guión de salida fue el esperado, con los madrileños queriendo mandar y los vizcaínos buscando su oportunidad a la contra y en la estrategia. Así, el primer remate fue para los locales. Revuelta cabeceó desviado una falta. Mientras, la primera ocasión del Castilla fue de Enzo Zidane, cuyo disparo atajó Ibon. El filial merengue cada vez combinaba más y mejor. Hasta que se vio sorprendido por una rápida jugada en la que Alday, con una genialidad técnica, habilitó a Luariz, que superó a Abad para adelantar al Zamudio. La ventaja dio seguridad a los de Gorka Rueda. Estaban cómodos defendiendo su renta. Pero el Castilla, poco a poco, volvió a ganar terreno y consiguió la igualada. Hermoso conectó un certero testarazo a centro de Tejero. Antes del descanso tuvieron ocasiones para adelantarse, pero no acertaron.
En la reanudación, los madrile- ños quisieron darle continuidad a ese arreón con el que se habían marchado a los vestuarios. Ibon se lució con una gran parada a dispa- ro de Nikos. Mientras, las opcio- nes del Zamudio pasaban por el batallador Luariz, cuyo trabajo volvió a verse recompensado con el 2-1. El delantero local aprovechó un mal pase atrás de Sergio Díaz para lanzar el ataque y asistir a Ander Garmendia, que superó a Abad en el mano a mano. Quedaba un cuarto de hora para cantar vic- toria. Pero a los tres minutos em- pató Febas. Y Odegard tuvo el ter- cero en un tiro al larguero