Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
“Me vine a confesar y Dios me perdonó”
“Me vine a confesar y Dios me perdonó”. Así calificó Horacio Zeballos su victoria sobre Rafa Nadal en la final de Viña del Mar 2013. Porque el de Mar del Plata nunca ha escondido su pasión por el ‘dios’ Nadal. Ayer, tras clasificarse para semifinales del Godó, explicaba que “hoy lo veía cómo hacía unos sprints en el vestuario y te digo que te pone la piel de gallina; es muy lindo de ver. Él no me veía pero yo iba ahí detrás intentando copiar lo que iba haciendo él. Yo le imitaba. Después, si sale o no...”, y se carcajea.
Rafa Nadal reaparecía en Viña del Mar tras ocho meses de baja por lesión de rodilla. Cedió 6-7 (2), 7-6 (6) y 6-4. Señala Zeballos que “recuerdo todo. Fue mi mayor triunfo y estaba toda mi familia ahí conmigo y encima fue mi primera final y contra Rafa. Recuerdo cada momento desde antes del partido hasta el final. No se me va a borrar jamás”. Sigue siendo su único título individual.
En los torneos posteriores el suramericano volvió a ser presa de su mal endémico, la irregularidad. Como antídoto en cada partido que se torcía se recordaba de aquella hazaña. “Me decía a mí mismo ‘Intentá jugar suelto como con Rafa’”. Era como un amuleto personal, así como un osito de peluche, el ‘Blanquito’, que se lo regaló su hermana y que se convirtió en su compañero perpetuo de viaje porque con él entró por vez primera en el top-100.
Otro momento fresco en su memoria fueron los octavos de final de Miami 2016. Derrotado en la fase previa, acabó siendo repescado por una baja en cuadro, y ganó nada menos que a su compatriota Juan Martín Del Potro y a Verdasco antes de ceder en octavos. Aunque ya había avisado que se marcharía para casa si su mujer, Sofía, se ponía de parto. La niña, Emma, cumplió un año el pasado día 18, él festejó los 32 el pasado jueves, en un torneo que le está encantando, que antes había visitado esporádicamente en 2010 porque perdió enseguida. “El público de aquí es muy lindo y muy cálido. La estoy pasando muy bien. Justamente mi padre tiene un club de tenis y aquí me siento muy familiarizado. Te sientes que realmente estás en un club de siempre, por eso el ambiente también es tan cálido porque la gente que viene a ver los partidos entienden y saben que por ahí si fallas una bola fácil no lo hacemos a propósito y también alientan”, explica.
Encantado subraya: “¡Imagínate! Este torneo lo veía desde muy chiquito en la tele, vi a Gastón Gaudio (2002) ganarlo. Esto es un sueño para mí. Y encima tener la oportunidad de jugar contra Rafa en la central con toda la gente a mi favor”, bromea. Sí dice muy en serio que “va a ser algo muy lindo y lo voy a disfrutar un montó”.
No deja de ser, con Djokovic, Federer y Murray, el cuarto hombre capaz de ganar al rey de la tierra en una final en arcilla
Así calificó su victoria sobre su admirado Nadal en la final de Viña del Mar’13
”Veo a Rafa haciendo sprints en el vestuario y se me pone piel de gallina, le imito”, dice