Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Apóstol Masferrer
Se cumplen 150 años del nacimiento de la figura que promovió la práctica deportiva en Catalunya y España
“Su rostro de asceta representaría con gran exactitud el misticismo de los tiempos medievales. El que le habla por vez primera se descubre atentamente, como si se encontrara en presencia de un apóstol. El nervio de su fe está precisamente en creer que todos los hombres tienen el deber de concurrir como él y mejor a su lado a las buenas obras; por eso exige, impone y manda, como si su misión tuviera por fin ser el eco de las humanas conciencias”.
Así retrataba en diciembre de 1902 a Narciso Masferrer Sala (18671941) un artículo publicado en el semanario barcelonés Los Deportes. Los que, sin haberlo llegado a conocer personalmente, sabemos de su vida y obra, no podemos dejar de sonreírnos ante una semblanza que encaja como anillo al dedo con la imagen que nos hemos ido haciendo del personaje.
Por aquellas lejanas fechas nuestro hombre acababa de ser elegido por primera vez (lo sería en otras tres ocasiones) presidente de la Unión Velocipédica Española (UVE), o lo que es lo mismo, de la Federación Española de Ciclismo. Desde entonces, el calificativo de ‘apóstol’ acompañaría a Masferrer hasta su muerte, y más allá, hasta que los ecos de su vida y de su obra se acabaron apagando en los años 70 y 80. El último resonó en 1994, cuando Àngel Edo ganó la última edición del Trofeu Masferrer, que durante muchos años sirvió de prólogo a la Volta. El 26 de abril de 2017 se cumple el 150 aniversario de su nacimiento, ocasión más que propicia para rescatar de la oscuridad del olvido el nombre del dirigente y periodista más influyente de la historia del deporte español.
Resumir en los límites que impone este artículo su descomunal obra de implantación, promoción e institucionalización del deporte en España es todo un reto. A modo de síntesis acelerada, apuntaremos que fundó y/o dirigió las tres publicaciones deportivas más leídas de la época (Los Deportes, Stadium y Mundo Deportivo), fue jefe de la sección de deportes de La Vanguardia de 1912 a 1929 y ejerció de corresponsal en España del diario parisino L’Auto (actual L’Équipe) de 1902 a 1936. Masferrer era considerado el decano del periodismo deportivo español ya en 1912, cuando creó el Sindicato de Periodistas Deportivos de Barcelona, primero y único de su especie en España hasta la Guerra Civil.
Pero su actividad periodística, con ser colosal, no es sino el trampolín o la plataforma de que se sirvió para sentar las bases de la implantación y la institucionalización del deporte en España, en una época y una sociedad en que los deportistas eran vistos como saltimbanquis o excéntricos, en el mejor de los casos. Masferrer fundó la Sociedad Gimnástica Española (1887), la Asociación Catalana de Gimnástica (1897), la Federación Gimnástica Española (1898), la Federación Española de Clubs de Foot-ball (1909), la Cámara del Automóvil de Barcelona (1917) y el Salón del Automóvil (1919), y apadrinó o promovió la fundación del Fútbol Club Barcelona (1899), del embrión de la Unió de Federacions Esportives de Catalunya (1912) y de la Federación Atlética Catalana (1915), base de la posterior Federación Española de Atletismo. Masferrer es el “padre” de las candidaturas olímpicas de Barcelona, el máximo ideólogo del Estadio Olímpico de Montjuïc, el inspirador y padrino de la primera Volta a Catalunya (1911), el coorganizador de la primera gran carrera de motocicletas disputada en España (copa Sportsmen’s Club, 1905), y suma y sigue.
Pero sobre todo, Masferrer fue hombre de ciclismo hasta el día de su muerte, cuatro veces presidente de la Unión Velocipédica Española, en 1903, 1904, 1911 y 1939-40, vicepresidente en 1900-1902 y secretario general de 1905 a 1909. En 1932 la Unió Esportiva de Sants instauró el mencionado Trofeu Masferrer en su honor. La popularidad que le dio su prolongado liderazgo del mundo del pedal seguramente le salvó la vida. En agosto de 1936 una patrulla de control faísta se presentó en su casa para registrarla y arrestar a su propietario, conocido monárquico y conservador. Los milicianos encargados de aquel trabajo sucio lo reconocieron como “el presidente de las bicicletas”, identificación que en el sitio y el momento equivalió a un indulto.
Al cabo de poco tiempo Masferrer, con toda su familia, cruzaba la frontera francesa y se incorporaba a la España franquista por navarra. En marzo de 1939 el general Moscardó, flamante Delegado Nacional de Deportes, lo nombraba miembro del Comité Olímpico Español y presidente de la UVE. A finales de 1940 Masferrer caía enfermo, y fallecía el 9 de marzo de 1941,
Fue pionero, dirigente, ‘padre’ de los JJ OO en Barcelona y apadrinó la fundación del Barça
a punto de cumplir los 74 años. Pocas horas antes todavía charlaba de ciclismo con el que había sido durante muchos años sucesor suyo al frente de la UVE, Santiago Jaumandreu. Masferrer dejó al morir esposa (la tarraconense Teresa Alfonso) y dos hijos vivos, Narciso y Teresa. Hoy en día su estirpe se prolonga a través de varios nietos, biznietos y tataranietos.
Quizá haya sido este último lance de su vida como dirigente deportivo, dramático y amargo por las circunstancias en que le tocó apechugar con la presidencia de la UVE, el que haya precipitado su pase al olvido. Nosotros creemos que juzgar y condenar una obra tan descomunal como la que llevó a cabo Masferrer por sus últimos dos años de trayectoria sería miope, injusto y sectario. El cofundador y primer director de El Mundo Deportivo, gran inseminador del deporte en España, merece todos los honores y el reconocimiento del mundo del deporte español y catalán. Ya va siendo hora de que se le brinden.
Por su ingente legado se hace necesario el reconocimiento del mundo del deporte