Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

Miriam Blasco no es una respuesta de Trivial, es historia

- @gemmaherre­ro Gemma HERRERO

Ya han comenzado los actos conmemorat­ivos del 25º aniversari­o de un hito para la historia, y no solo deportiva, de España: Los Juegos Olímpicos de Barcelona 92’. Y fue en Barcelona donde una mujer, Miriam Blasco, también hizo historia. La judoca fue la primera mujer española en lograr una medalla de oro en unos Juegos el 31 de julio de 1992. Un orgullo, por supuesto, pero ni siquiera hoy, 25 años después, Miriam Blasco considera que el éxito como algo exclusivam­ente propio: “Por una simple cuestión de fechas yo fui la primera, nada más. Al día siguiente consiguió otro oro Almudena Muñoz, y luego Theresa Zabell. Ya sé que en la pregunta del Trivial ‘¿quién fue la primera mujer…?’ la respuesta es mi nombre, pero el triunfo fue de todas, de todas las mujeres que participam­os en Barcelona 92 y pusimos nuestro granito de arena y abrimos las puertas a las demás”.

Miriam Blasco remueve los recuerdos de los únicos Juegos en los que compitió en Londres, donde vive desde el mes de septiembre, formándose y estudiando el funcionami­ento de voluntaria­dos y ONG, apartada ya del mundo del deporte y de la política (fue senadora durante tres legislatur­as). Su nombre sonó incluso en la terna para ser nombrada presidenta del Consejo Superior de Deportes, pero su vida va ya por otro camino: “Me llegó sí, pero yo no soy política vocacional. Para mí fue un servicio público, cumplir unos objetivos que me había marcado. Estuve durante 16 años y ahora me dedico a mí, a mi familia y a pensar y buscar otras maneras de vivir la vida. Estoy muy contenta”.

El recuerdo de Sergio Cordell

Para Miriam hablar de los Juegos del 92 sigue teniendo, a pesar de los años transcurri­dos, un sabor amargo. Nunca ha olvidado, ni olvidará, a Sergio Cordell; su entrenador, su mentor, su amigo, su gran apoyo “el que creía más en mí que yo misma” y que la convenció en 1988 para prepararse para los Juegos de Barcelona. Sergio murió en un accidente de moto un mes antes: “Y fue durísimo, el horror, como puedes imaginar. El accidente fue además con una moto que yo le había comprado a mi marido para celebrar mi primer Mundial, así que encima me sentía culpable. Fue todo tan doloroso…”

En algún momento se le pasó por la cabeza abandonar, pero Paula, la mujer de Sergio, le pidió que siguiera y, sobre todo, Josean Arruza fue quien la abrazó, consoló y llevó en volandas hasta los Juegos: “Arruza que era ‘el coco’, el preparador, el psicólogo, se vino de San Sebastián hasta Alicante para entrenarme y me ayudó muchísimo. Sin él no hubiera sido posible. No sólo planteó un sistema de entrenamie­ntos, sino que psicológic­amente fue clave porque en aquel momento lo mejor no era obviar lo que había pasado, sino hablarlo, hablarlo todo mucho, afrontar el dolor y sacarlo fuera. Hacíamos por ejemplo simulacros de competició­n y yo, inconscien­temente, miraba hacia donde debía estar Sergio y hasta le veía y me venía abajo, pero ahí estaba Arruza para arroparme”.

Miriam, que con Sergio Cordell de entrenador había logrado un año antes de los Juegos ser campeona de Europa y del Mundo llegaba como la gran favorita, pero lógicament­e existía la duda sobre cómo podía afectarle la tragedia, tan reciente: “Yo iba concentrad­ísima y sólo me valía el oro; lo tenía claro. Supongo que ahora si hubiera ganado la plata también estaría satisfecha, pero en esos momentos yo no quería más que el oro para dedicársel­o a Sergio”.

La final fue ante la británica Nicole

El popular juego de mesa recuerda que fue la primera campeona olímpica española

Fairbrothe­r “un combate difícil y cuando gané… tuve sentimient­os encontrado­s. Por una parte la alegría claro, por otra una inmensa pena. Recuerdo irme a la grada a abrazarme y gritar el nombre de Sergio y el Palau, poco a poco, empezó a corearlo también; un momento tremendo”. Su imagen, tirada en el tatami llorando desconsola­damente es ya icónica. “Fíjate, las veces que me he visto no me reconozco, me parece estar viendo una película, alguien que no soy yo. Es una sensación muy rara”, admite.

25 años después, y tras pasar por la política, se dedica “a mí y a mi familia”

La vida tras Barcelona

Miriam Blasco es ‘la del medio’ entre nada menos que nueve hermanos. Cuatro por arriba, cuatro por abajo. Su padre era profesor de Educación Física, su madre tenía una tienda de deportes: “Y a dos nos tocó judo, a dos atletismo, al chico fútbol. En fin, que yo no elegí el judo, pero fue amor a primera vista. Enseguida me encantó, se adaptaba a mí”.

Con 18 años decidió irse a vivir a Alicante con su novio y comenzó a entrenarse en el Club de Judo de Alicante, ya de la mano de Sergio Cardell, que había sido campeón de España y tercero en Europa.

Tras el triunfo de los Juegos de Barcelona, la nada: “Les pasa a muchos deportista­s, la depresión post medalla, pero en mi caso, por todo lo que había pasado, fue peor. Sentí un vacío enorme. Un ¿y ahora qué? Fueron unos años muy difíciles y encima falleció mi padre, una época dura”. Miriam siguió compitiend­o, pero comenzó a entrenar también y en los siguientes Juegos de Atlanta 96’, ya como entrenador­a, vivió con gran alegría el bronce de sus pupilas Yolanda Soler e Isabel Fernández.

En el 2000 dio el salto a la política, se lo propusiero­n y le preguntó a una de sus hermanas, Carmen, que es profesora de procesal, si creía que podía ayudar en algo: “Y no lo dudó, me dijo que podía hacer mucho”. Como senadora del PP -y después también en el Congreso- durante 16 años se dedicó “a conciencia­r a los políticos de los problemas de los deportista­s, que no son precisamen­te unos privilegia­dos y necesitan ayudas y becas. La Ley del Mecenazgo para mí era prioritari­a y lo que considero como mi ‘medalla’ fue conseguir por fin la Seguridad Social para los deportista­s de élite, que es que llevabas 15 años compitiend­o y no habías cotizado ni un solo día ni estabas preparado para el mundo laboral. También la Comisión de Mujer y Deporte, visibiliza­r el deporte femenino, la discrimina­ción positiva, fui muy ‘Pepito Grillo’ en este tema”. Y una vez que sintió que había cumplido con sus objetivos, adiós.

Desde Londres Miriam Blasco afronta ahora un nuevo futuro que se asoma lleno de nuevas oportunida­des. La primera mujer española en lograr un oro olímpico no ha dejado nunca de plantearse nuevos retos. Su nombre no es sólo la respuesta de la pregunta de Trivial. Miriam es historia

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FOTO: EFE El gran día. Miriam salta de alegría el 31 de julio de 1992, cuando se proclamó campeona olímpica
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EFE Miriam Blasco, hoy. El recuerdo de un oro mítico la acompaña siempre
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