Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Lección de superación
En 2011 le diagnosticaron Síndrome de Sjögren
“Sin ti, Venus, no hubiera ganado ninguno de los 23 torneos ‘grandes’.Me has inspirado y mereces un aplauso por tu impresionante regreso. Aunque no me gusta esa palabra: nunca te fuiste”. Así se dirigió Serena a su hermana tras vencerla en la final del Open de Australia, en enero. Ayer, insistía en que “ha pasado por su enfermedad, y sigue luchando, y su victoria significaría mucha, no sólo para ella, sino para las personas que sufren esta enfermedad y se den cuenta de que se puede con ella”.
Venus Williams se acostumbró a las lesiones, a la fatiga crónica y los sudores. Apenas podía recuperarse entre partido y partido. Tras muchas consultas, llegó el diagnóstico definitivo en 2011, sufría el Síndrome de Sjögren, un trastorno crónico autoinmune.
La norteamericana abandonó la práctica del deporte durante unos meses, entre el Open USA 2011 y Miami 2012. Cambió la alimentación, también el sistema de entrenamiento, se adaptó a las nuevas exigencias de su cuerpo, y a los 37 años aspira a un sexto Wimbledon, octavo Grand Slam.
Acudió al All England Club tras vivir otro episodio complicado. “Estoy devastada y con el corazón roto por este accidente”, clamaba públicamente por el accidente de tráfico en el que se vio envuelta en EE.UU. el 9 de junio. Su todoterreno impactó con otro vehículo, falleciendo uno de los ocupantes. La familia ha demandado a la tenista por negligencia al volante. Venus lloró en la primera comparecencia en Wimbledon. “Me preparé para jugar muchos partidos, pero no puedes prepararte para todo. No tengo ni idea de lo que traerá el mañana”. De momento, algo más positivo, otra final ‘grande’