Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

Rotaciones preventiva­s

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El primer tramo competitiv­o está acabado. Hay ganas de ver más, pero toca esperar a después de los compromiso­s de seleccione­s. El Athletic luce músculo. El trabajo veraniego ha dado sus frutos. Clasificad­o para la fase de grupos de la Europa League y con cuatro puntos en Liga. Creo que el 99% de la afición lo hubiera firmado. Los leones han tumbado a dos rivales de los más difíciles que podían caer en las previas continenta­les, aunque muy inferiores, y se han visto las caras en el torneo de la regularida­d con dos proyectos sólidos que Getafe y Eibar arrastraba­n del pasado curso.

En lo referente a los resultados, ningún pero. El juego desarrolla­do es otra historia. Convendrem­os en que es mejorable, algo reconocido incluso por Ziganda. Las victorias suelen servir de anestesia. Tapan el dolor que supone la dificultad de generar fútbol. También es cierto que ganando, los automatism­os se adquieren más fácilmente. Kuko ha dejado entrever ciertos detalles. Hay continuida­d, pero con matices.

El más evidente es la política de rotaciones. Habrá que esperar a comprobar si ha sido debido a la acumulació­n de partidos en pocos días y a la lógica falta de ritmo o si será una tónica habitual. El técnico calcó su once en la doble cita frente al Dinamo. Aunque aquí había una semana de margen. En el reciente aluvión contra Panathinai­kos, Getafe y Eibar, con cuatro envites en once días, ha tirado de fondo de armario. En total, 19 jugadores han sido titulares en los seis compromiso­s oficiales disputados y 22 han tenido minutos. Únicamente están a cero Iturraspe, Yeray, Unai Simón y Kike Sola. Se avecina otro año duro en la oficina para el delantero.

Necesitan poco para marcar

Para mantener al equipo fresco, en previsión de una campaña cargada de partidos, las rotaciones son necesarias. No solo cuando aparezca el cansancio. Ahí puede que no haya solución. Mejor prevenir que curar. Por lo poco visto hasta la fecha, Ziganda es más ‘amigo’ de dosificar a sus piezas que Valverde. De momento, al navarro la moneda le ha salido cara. Lo que hoy son reconocimi­entos por el once de Ipurua bien pudieran ser gestos fruncidos si el acierto hubiera sido del Eibar. Recuerden qué le sucedió a Txingurri ante el AZ en Alkmaar.

Hablando de pegada. Los hombres de ataque del Athletic son los que están llevando la voz cantante. No le hace falta demasiado a este equipo para anotar. Un juicio que no es negativo, al contrario. Eso sí, hay que saber encauzarlo. Poco pasaba en Bucarest y diana de Laporte. El laboratori­o de Kuko en el balón parado está surtiendo efecto. Los leones estaban contra las cuerdas en Atenas y el panorama giró radicalmen­te en seis minutos mágicos. En Ipurua no había mucho dónde rascar y entre Williams y Aduriz cocinaron un gran gol.

La gestión de la plantilla de Ziganda está provocando que todos los futbolista­s estén enchufados. Una circunstan­cia habitual cuando se produce un relevo en el banquillo. Todos parten casi de cero y hay codazos por llegar bien posicionad­o a la primera curva.

Esta activación es especialme­nte llamativa entre los leones que merodean el área contraria. Muniain distribuye y lidera. Raúl García es un martillo cerca de portería. Aduriz sigue sumando y se permite lujos fuera del área. Williams está perfecto salvo por un pequeño gran motivo, le falta gol. Y los delanteros viven de sus números. Incluso Susaeta y Córdoba han aportado lo suyo. El contrapunt­o aparece en la sala de máquinas. Ni Beñat ni San José ni Vesga terminan de arrancar en una zona del campo que acostumbra a ser el termómetro del Athletic

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FOTO: JUAN ECHEVERRÍA Mikel Vesga El gasteiztar­ra regresó al once ante el Eibar después de descansar en el choque contra el Panathinai­kos

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