Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

Urrutia y la utopía

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No sé cómo tomarme las palabras del presidente Josu Urrutia el pasado viernes en Ibaigane. Me refiero a su deseo de eliminar las cláusulas de rescisión en el Athletic. Justo cuando parecía que el mayor problema en la renovación de Kepa

Arrizabala­ga radicaba en la cuantía de su nueva cláusula, el máximo mandatario rojiblanco aboga por erradicarl­as. Asegura además que no lo ve tan difícil. Que nos lo explique por favor. Igual tiene la solución a los males del fútbol moderno, al menos para esta institució­n.

Entiendo que la Liga española está en clara desventaja con respecto al resto de competicio­nes europeas donde el acuerdo con el club es condición ‘sine qua non’ para fichar a uno de sus jugadores. Aquí, como bien sabemos, basta con pagar su cláusula de rescisión. Una situación de la que se aprovechab­an principalm­ente Barca y Real Madrid.

Ahora que los azulgrana han sufrido en sus carnes esa indefensió­n, puede que tomen cartas en el asunto y se proponga la eliminació­n de las cláusulas para competir con las mismas reglas, al menos en ese apartado. A mí también me gustaría un Athletic sin cláusulas en el que los jugadores sintieran los colores rojiblanco­s cien por cien y miraran por el interés del club tanto o más que por el suyo propio. Es una quimera. Un sueño precioso y romántico, pero un sueño al fin y al cabo. Utópico. Hace mucho tiempo que se acabaron esas charlas entre presidente y jugador en Lezama, en Ibaigane o en cualquier aeropuerto donde un apretón de manos servía para cerrar un acuerdo.

Admiro el amor por los colores de Urrutia, pero creo que a veces le ciega. El fútbol es un negocio y los representa­ntes, afines o no, son un parte más del juego y cada vez aparecen antes en escena. No puedes cerrar los ojos a esa realidad, sea cual sea tu modelo ideal de fútbol y de Athletic.

El gran titular de la rueda de prensa de Urrutia fue el fichaje de Ander

Capa. “Por fin”, gritó más de uno. Me parece un jugador que puede aportar mucho en los próximos años. Su crecimient­o en el Eibar ha despertado el interés de muchos clubes, entre ellos el Barça. Llegará con 26 años, edad ideal para rendir desde el primer día y demostrar que es capaz de adueñarse del carril del dos. Es cierto que si hiciéramos una encuesta entre los socios apuesto a que la posición de lateral derecho no sería su principal preocupaci­ón. Con De Marcos, Lekue, Bóveda y los jóvenes Sillero y Areso, por el que se pagó 450.000 euros a Osasuna y supuso la ruptura de relaciones por parte rojilla, el puesto parece cubierto; pero nunca está de más añadir competenci­a al grupo.

Es evidente que el portugaluj­o no quería salir y fichar por el club de sus amores sin dejar algo al equipo que le dio la oportunida­d de triunfar. Algunos lo ven como una pequeña traición a su nuevo club, ya que había renovado en secreto. Estoy seguro de que si lo hubiera hecho Llorente o Amorebieta les habríamos tildado de jugadores leales. Tres millones no me parece una cantidad desorbitad­a para conseguir su fichaje, pero no por ello deja de ser rocamboles­co y un tanto ‘sui generis’. Según el club armero existía una cláusula blanda para el Athletic, donde quería jugar. Será el peaje por mantener relaciones con el Eibar y contentar al jugador que no quería irse sin dejar algo en caja. Dejarle cedido esta temporada será parte del acuerdo, pero da a entender que para Kuko no era una prioridad. Hay que dar por bueno el fichaje pese a todo

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FOTO: JUAN ECHEVERRÍA Josu Urrutia El presidente del Athletic compareció ante los medios el pasado viernes

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