Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
La larga carrera de un mediofondista
Alternó el 800 con el tenis, optando por la Universidad de Illinois antes de la ATP
Kevin Anderson ya ha hecho historia en el tenis surafricano, que no tenía un finalista masculino en el US Open desde que Eric Sturgess venciese en 1948. Toma el relevo de Kevin Curren, que perdió la final de Wimbledon 1985 ya con pasaporte USA una vez hizo final en Australia 84, y espera reeditar el éxito de Johan Kriek en Australia 1981.
A sus 31 años ha explotado la fuerza física amparada en sus 2,03 metros de estatura. Nunca ha tenido prisa, lo suyo ha sido el mediofondo, no en vano compitió corriendo los 800 metros antes de decidirse definitivamente por el tenis.
Nacido en Johannesburgo, a los 18 optó por establecerse en Estados Unidos, donde permanece junto a su esposa, Kelsey, que jugaba al golf en la Universidad de Illinois, mientras Kevin ganaba todos los honores en el campeonato NCAA con la raqueta. Cerrado el periplo académico, en 2007 se introdujo en el ATP Tour, con 21 años.
Cosecha tres títulos (Johannesburgo 2011, Delray Beach 2012 y Winston Salem 2015) en doce finales, la última este verano en Washington, llegando a militar en el top-10 cuando fue el décimo en el ranking del 12 de octubre de 2015.
“Aquí estoy, nueve meses después”, proclamó tras vencer a Pablo Carreño y meterse en la final del US Open, contra Rafa Nadal. Anderson recordaba el trago amargo de ver de cerca el quirófa- no por una lesión de cadera, que seguía a otras casi seguidas de hombro, rodilla y tobillo.
“Visité a varios especialistas, y optamos por la rehabilitación sin intervenir. Siempre mantuve la fe, fue una cuestión de perseveran- cia”, proclama satisfecho Anderson, que considera vital la presen- cia de un psicólogo en el equipo
Nueve meses atrás se vio en el abismo, pero esquivó una operación de cadera