Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Siempre a contracorriente
El Athletic cosechó ayer una nueva derrota en Liga ante un equipo que no necesitó demasiado para poner tierra de por medio durante la primera mitad. Los rojiblancos decidieron apuntalar la zona central del terreno de juego con tres futbolistas como Vesga, Iturraspe y San José para intentar tener algo de superioridad por dentro aunque pensando más en el aspecto defensivo que en el ofensivo.
El Valencia de Marcelino, por su parte, hacía viajar el balón por todos los sitios menos por ese sector en el que Ziganda había incorporado mayor numero de futbolistas que su rival. De manera que, con un juego sencillo y directo, los valencianos hacían demasiado daño al Athletic en las dos acciones más profundas de cuantas contaron en la primera mitad, abriendo quizás demasiada brecha como para conseguir neutralizar la diferencia de goles con la que concluía la primera mitad.
Quizás falto algo de enganche entre el centro del campo y el frente de ataque bilbaíno como para poder haber conseguido hacer más daño a los che. En la segunda parte, el conjunto que dirige Kuko Ziganda dio un paso adelante ante el repliegue del Valencia, coincidiendo además con la entrada de dos jugadores de referencia arriba para los de San Mamés, como son Aduriz y Raúl García.
Ambos ofrecieron una buena versión de sí mismos en los minutos en los que estuvieron sobre el terreno de juego, pese a la contrariedad de pasar de acariciar el empate a dos a ir perdiendo por tres uno en la misma jugada y el posterior contragolpe que montó la escuadra local.
El 1-4-4-2 ideado por Marcelino conseguía juntar las líneas hacia atrás para dejar espacio a su peligroso contraataque, certificando por medio de Rodrigo la peor noticia que podía llegar para la meta defendida por Kepa Arrizabalaga.
Sin embargo, no se rindieron los rojiblancos, que buscaron rescatar al menos un punto hasta el mismo momento en el que Hernández Hernández decretó el final del partido. Y da la sensación que en cualquier otro momento competitivo cercano en el pasado, los de Zigandas e hubiesen traído algún resultado positivo para casa.
Susaeta, tan esforzado como poco profundo, veía como en el otro costado el joven Iñigo Córdoba se erigía como el mejor de los bilbaínos aunque sin el premio final de la remontada que Laporte enviaba al larguero a la salida de un córner.
Cuando un equipo se encuentra en una situación como en la que se encuentra el Athletic en este momento, los errores penalizan mucho más que el rendimiento que dejan los aciertos, motivo por el cuál solo queda el rearmarse y juntarse para preparar bien el siguiente envite, aunque sea dentro de quince días.
Hay trabajo por delante, entonces, durante el parón de la competición hasta el próximo 14 de octubre