Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
San Mamés por fin reconoce a su equipo
El gran desafío ahora es consolidar todos los aspectos positivos que mostraron los leones ante el Barça
El resultado es lo que manda en el fútbol. Eso es incuestionable. Pero también hay tener muy en cuenta las sensaciones que transmite un equipo más allá de lo que refleja el marcador. Para bien y para mal. De igual manera que los empates ante Östersunds y Formentera hicieron bastante más daño que muchas derrotas, caer de la forma que cayó el Athletic el pasado sábado ante el Barça fortalece mucho más que algunas victorias. San Mamés por fin pudo reconocer a sus jugadores sobre el verde. A nivel individual y como bloque. Plantaron cara al líder con decisión, confianza y una propuesta definida. Un trabajo muy serio desde el plano defensivo y ofensivo que los de Kuko Ziganda deben consolidar como seña de identidad. El equipo, esta vez sí, tuvo alma.
El primero en reconocer la diferencia con respecto a lo visto hasta el momento fue el propio míster. Fue rotundo al afirmar que, a pesar de la derrota, había sido la mejor actuación del equipo bajo su dirección. “Los jugadores han honrado al Athletic. El público quiere ver este tipo de actitud, que vayamos, que no especulemos, sin miedo a perder, que queramos ganar hasta el final... Esa actitud es la nuestra, nos lo tenemos que creer”, recalcó, antes de confirmar que la idea es “coger esta muestra, poner sello y darle, porque tenemos que ir por ahí”.
El equipo funcionó como bloque. Con los papeles bien repartidos y bien interpretados por todos los leones. Primero, para contrarrestar el arsenal ofensivo de un Barça que solo fue capaz de abrir alguna vía hacia la portería de Kepa a partir -cómo no- de los inagotables recursos de Messi. Y segundo, para generar suficientes situaciones de peligro como para haber perforado la portería de un Ter Stegen que estuvo soberbio para salvar a su equipo en más de una. Recuperar la presión,
Los papeles de cada jugador estuvieron bien repartidos y bien interpretados
que fue intensa, constante y coordinada, resultó fundamental. Otra seña de identidad que salió a relucir.
El buen trabajo en bloque se trasladó al plano individual. A nivel general, se puede decir que todos estuvieron a buen nivel. Cerca de la mejor versión de sí mismos. Pero hubo algunos que destacaron por encima del resto. En la defensa, hay que subrayar la eficaz labor de los centrales -Núñez brilló especialmente a la hora de bloquear varios remates- y sobre todo la actuación de Lekue en el carril izquierdo. Fue capaz de brillar, tanto a nivel defensivo como ofensivo, jugando a pierna cambiada. En la medular actuó el mejor león del partido, Iturraspe, que tuvo en San José un buen complemento. Y en ataque, a Aduriz solo se le puede reprochar la falta de acierto. Especialmente en la primera. Pero acaparó casi todo el protagonismo desde el plano ofensivo, planteando serios problemas con sus remates de cabeza.
El partido no fue perfecto. Hubo errores, como la falta de puntería
ante el marco rival o dejar a Messi suelto en la jugada del 0-1, que ante un equipo como el Barça se pagan con la derrota. Pero los gestos de contrariedad de Valverde y ver al líder perdiendo tiempo en San Mamés son señales inequívocas de que se hicieron muchas más cosas bien que mal. Es el camino a seguir