Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
PUNTERÍA A CERO
El Barça no pasó del empate sin goles ante el Olympiacos y aunque ya toca los octavos, debió aplazar su clasificación Faltó suerte: Messi y Suárez tuvieron ocasiones pero chocaron contra el sistema defensivo y Sergi Roberto se lesionó
Un enorme mosaico emergió de la grada al saltar el Barça al césped del estadio Giorgios Karaiskakis. “Nosotros gobernamos esta tierra”, proclamaba la afición cartulina en mano. Y el lema de Olympiacos, con el que habían saludado con efusión el retorno de Valverde, les sirvió para presumir de empate ante el Barça (0-0). El equipo azulgrana sigue líder de su grupo de Champions pero debió aplazar su clasificación matemática a octavos y también la gesta de enlazar cuatro victorias seguidas por primera vez desde inicios de siglo.
Faltó gol porque faltó puntería. Desde el primer minuto, sintiéndose superior, el Barça tejió su juego dando punzadas. La idea partió de un Valverde que conociendo bienal os locales, dibujó un es quema con poderío de centro campistas. Un doble pi vote BusquetsPaulin hoy una línea de cuatro que garantizase presión alta y recuperación rápida de balón, con Messi viajando libre en la mediapunta y con Luis Suárez esperando a la carrera. El equipo no se desvió ni un milímetro de las consignas del ‘Txingurri’. Y aunque perdió cierta identidad, por falta de costumbre, el Olympiacos vivió la primera media hora ahogado en su campo, con su afición manteniendo sus constantes vitales.
El Barça fue avisando con incursiones entre líneas. Un balón filtrado de Messi a Denis que acabó en un gol en fuera de juego, otro disparo en el área que Luis Suárez envió fuera, un córner ensayado y rematado con astucia por el argentino con doble parada de Proto, desorientado porque el uruguayo había rascado el balón, o una falta de Leo que el portero desvió en el aire. Pero faltaba tanta precisión en la mirilla que afeaba el juego azulgrana y también la apuesta táctica.
Y al Olympiacos le dio por despertar entonces. ‘T enía que ser Kostas Fourtunis’, debió decirse Valverde. Hasta entonces impactado por la calidad y el toque culé, el medio apareció de repente. El centrocampista había sido una de las prioridades del ‘Txingurri’ cuando entrenó al equipo de El Pireo en su segunda etapa. Al final llegó, sí, pero Ernesto ya tenía las maletas hechas para regresar a la Liga española. No lo disfrutó entonces y ayer lo padeció. Tuvo la autoría del primer chut a puerta y de una jugada colectiva que acabó con doble parada de Ter Stegen, Como siempre, el portero alemán volvió a ser decisivo en una acción. La primera parte acabó mal. Sin marcar pero, sobre todo, lamentando la lesión de Sergi Roberto, que en una acción defensiva notó una rotura muscular. Valverde maldecía de nuevo su suerte.
El Barça, con Deulofeu ya en el campo, no perdió la cara al partido
en la segunda parte ni tampoco el balón. Lo iba tocando hasta que caía a las bandas, pero ninguno de los centros, esencialmente de Jordi Alba, hacia atrás encontraban remitentes. El problema de la puntería se agravaba. Valverde movió el banquillo dando entrada a Rakitic y olvidándose del doble pivote. Con el discurrir de los minutos, el Barça fue perdiendo claridad entrando en una espiral peligrosa. La tupida defensa griega no permitía un resquicio y cuando lo hizo, Luis Suárez no dio con el gol. La jugada más clara fue un magnífico pase en largo de Messi que el ‘9’ azulgrana no descifró, enviando el balón al larguero. Resultaba frustrante.
Hasta el final
Los minutos iban cayendo con una cadencia insufrible y con el Olympiacos confiando en su fortuna pero sin probar nada. Algún chut alto y poco más. Solo se divertían con un par aficionados saltando al campo. Fueron dos, algo impropio de la Champions, para saludar y besar a Messi
El partido iba camino del empate sin goles. Y eso que Leo lo intentó. El crack argentino era el único que probaba el desequilibrio. Tuvo el gol en el descuento con un buen remate desde la frontal del área pero Proto volvió a salvar a Olympiacos. Hasta el último segundo, el Barça lo intentó pero le faltó fluidez y pericia