Valverde, un señor míster

Ernesto Valverde volvió a dar una muestra de deportividad y señorío el pasado domingo en la zona de prensa de Mestalla. Al Barça le acababan de privar de un gol a todas luces legal. El árbitro entendió, sin embargo, que el balón no había rebasado la línea de meta. Craso error.

Seguro que otros entrenadores hubiesen aprovechado la coyuntura para cargar las tintas contra el colegiado. Suele ser lo habitual. Txingurri, en cambio, se acordó de otro fallo arbitral, solo que este había beneficiado en su día a su equipo.

También en un partido nuestro contra el Málaga el balón había salido en un gol que marcamos”, recordó el míster del conjunto azulgrana. Una nueva lección de un auténtico caballero del fútbol. Así de gusto

Imagino a otros técnicos (el del banquillo rival de los culés el pasado domingo, sin ir más lejos) en una situación similar y no les veo de otra forma que no sea protestando y cargando contra el colegiado. Valverde, no. Valverde además de míster es un señor.

Las paradojas del fútbol. Al entrenador con más partidos en el banquillo del Athletic a lo largo de la centenaria historia del club bilbaíno se le recibió hace poco en San Mamés como si de uno más se tratase. De una manera bastante similar, por cierto, a la del día de su agur.

Otros, en cambio, tienen una aureola que trasciende más allá de su propia labor como técnicos. Lo más curioso del caso es que hasta ellos mismos son a veces ajenos a su obra y milagros. Todo sirva para engrandecer ciertas leyendas, aunque cualquier parecido con la auténtica realidad sea en ocasiones mera coincidencia.

Al fútbol, dentro y fuera del campo, le hacen falta muchos profesionales como Valverde. Todo un señor míster