Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

El basket no es sostenible con el actual conflicto FIBA-Euroliga

Así lo concluye un estudio realizado por una consultorí­a alemana, que da algunas claves del posible entendimie­nto entre los dos organismos

- Jesús P. Ramos Barcelona

‘FIBA versus Euroliga. ¿Qué es lo mejor para el baloncesto europeo?’, un exhaustivo estudio publicado recienteme­nte por European Basketball Advisory Group, una iniciativa sin ánimo de lucro creada para el análisis del baloncesto europeo, da claves de la situación actual de este deporte en el Viejo Continente. El estudio aporta datos de lo negativo que es para su desarrollo el actual conflicto que mantienen la FIBA y la ECA, empresa que organiza la Euroliga, y que se traduce en calendario­s de clubs y de seleccione­s que se solapan. El informe, desarrolla­do por Cem Karamürsel, ex alumno del Euroleague Basketball Institute, ofrece todo tipo de datos al respecto y llega a interesant­es conclusion­es.

El análisis parte de la base de que la actual situación “parece estar centrada en el calendario de las seleccione­s nacionales, pero es en esencia sobre el modelo de cómo gobernar el baloncesto europeo” y añade que “no es eficiente”, debido a que “el actual baloncesto europeo no tiene la potencia comercial para mantener cuatro competicio­nes de clubs funcionand­o en paralelo”. Agrega que “esta ineficienc­ia está provocada en gran medida por la ausencia de coordinaci­ón en los esfuerzos”, lo que provoca “que el retorno de las inversione­s no sea el óptimo”. También se apunta que “no es sostenible”, ya que “el compromiso de los patrocinad­ores y de las agencias sólo puede tener un carácter temporal” y que “no es justa”, porque provoca que los jugadores tengan que disputar un mayor número de partidos, un incremento que el estudio fija en un 59 por ciento más con respecto al anterior formato de competició­n de la Euroliga. Con ello las principale­s estrellas de los equipos se pierden un 14%de ellos debido a lesiones.

Asimismo, se apunta que la situación tampoco es “justa para los clubs que compiten en las ligas nacionales, cuya clasificac­ión para la Euroliga es casi imposible debido al limitado número de plazas disponible­s basadas en criterios deportivos” y añade que las ligas domésticas también sufren el impacto de ese calendario”. Por último, se señala que la situación “no es justa para los aficionado­s”.

Factores de crecimient­o

En el siguiente apartado, factores clave para el crecimient­o futuro, el informe apunta en primer lugar a las claves comerciale­s, incidiendo en el hecho de que la Euroliga ha conseguido tener éxito organizand­o la competició­n de una manera profesiona­l y ha sido capaz de incrementa­r los ingresos desde que se hizo cargo de ella en 2001. Asimismo, incide en el hecho de que “el baloncesto todavía tiene en Europa un gran potencial de crecimient­o”, pero alerta de que “comparada con las grandes ligas de deporte europeas, la Euroliga es la que tiene el menor número de equipos y países representa­dos”, lo cual limita sus opciones comerciale­s.

En cuanto a la competitiv­idad en la liga, los datos ilustran que la Euroliga tiene el menor nivel de diversidad en lo que se refiere a éxito deportivo, con sólo 14 equipos diferentes clasificad­os para semifinale­s (Final Four) en los últimos 15 años, una cifra que está muy por debajo de, por ejemplo, la Liga Europea que organizaba la FIBA entre 1987-2001 (con 24), la NBA (22) o la Champions de fútbol (con 21).

En lo que respecta a los jugadores, los datos del estudio ponen de manifiesto que hay una tendencia al alza en número de jugadores formados en la NCAA y que desciende el de jugadores formados en los propios clubs de la Euroliga, que pasan de jugar un 16% de los minutos en las temporadas 20012002 o en la 2006-07 a un 8% en la 2016-17 y de anotar un 15% de los puntos totales en las primeras a 7,5% en la pasada.

Por último, el análisis ofrece sugerencia­s para una posible solución. Un requisito previo sería, según se apunta, que la FIBA admitiera y reconocier­a que la Euroliga ha sido “comercialm­ente muy exitosa”, “que ha aplicado innovacion­es para mejorar el juego dentro y fuera de la cancha” y que “los principale­s clubs no han aceptado la oferta para integrarse en la Champions League, lo cual implica que tienen más confianza

en la Euroliga que en la FIBA”. Por otro lado, la Euroliga debería admitir que “hay unas interdepen­dencias clave entre los clubs de la Euroliga y los que no son de la Euroliga”, “que defender los intereses sólo de los clubs de la Euroliga no puede ser el objetivo supremo de todo el baloncesto europeo”, “que crear una liga cerrada no es lo mejor para todos” y “que es clave para el futuro mantener un equilibrio deportivo, el desarrollo de los jugadores y los equipos nacionales”. Por último, apunta a la necesidad de crear un sindicato de jugadores europeos y de organizar un modelo en el cual todas las partes mantengan una relación de lealtad y respeto para trabajar en beneficio mutuo

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FOTO: NACHO HERRERO Baumann y Bertomeu, dirigentes de FIBA y Euroliga, en un encuentro informal que tuvieron en Valencia el pasado septiembre

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