Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Un once efervescente
De Marcos, Rico y Susaeta impregnan su dinamismo a un Athletic que mereció más premio que el empate en Riazor
Reconocible. Dinámico. Alegre y combativo. Inspirado, incluso. Efervescente, diría yo. Así vi al Athletic del domingo en Riazor. Así ha sido el equipo que nos ha mantenido en la lucha europea durante media docena de años. Así exigimos que juegue. No pedimos más. Bueno, sí, que no se cometan ciertos errores -que no pierda fuerza el champagne- y que esa muestra de poderío se extienda a un mayor número de minutos por partido.
Efervescente, eso es, que empieza a hervir. O, más bien, agitación, ardor, acaloramiento de los ánimos, que es otra de sus definiciones. Ziganda acertó con los cambios tras el partido ante el Hertha, y sobre todo, con la entrada de De Marcos. El alavés es como un chute de adrenalina para sus compañeros y una pesada acidez de esófago para el rival.
Sus continuas y peculiares carreritas son una descarga de corriente eléctrica, un rif de AC-DC directo al corazón. Y si a su lado encuentra a tipos como Rico y Susaeta, inquietos e inconformistas, pues el once completo se contagia. Pies para qué os quiero. A correr.
Si, además, los jugadores buscan la portería contraria con actitud y ganas –léase verticalidad y presión-, y el rival defiende más bien poco, pues llegan las ocasiones. Y si de paso, tus jugadores se cascan la mejor jugada de la temporada. Pues eso. Cero a uno. Robo de Rico, balón vertical de De Marcos, asistencia inverosímil de Aduriz y frialdad en el remate de Susaeta.
¿Quién da más? Todo un golazo. Efervescentes como las burbujas gaseosas corren a través de un líquido buscando el aire, así corrían los rojiblancos en pos de Rubén ,el portero coruñés.
Luego, el miedo a perder lo ganado, la inseguridad que emana de la clasificación, el recuerdo de lo ocurrido en Málaga, vaya a saber usted qué más, ayudaron a que el equipo se echara un poco atrás y trastabillara. Los de Ziganda jugaron mejor con el marcador igualado que teniéndolo a favor. Hay miedo a quedarse sin el botín que tanto cuesta obtener. Hace falta un psicólogo.
Mereció mucho más
Fueron minutos de evanescencia. El juego se esfumó como había venido. Y tuvo que empatar el Depor para que los rojiblancos reaccionaran de nuevo. Menos mal que en la segunda mitad recuperaron su efervescencia.
Otro golazo, ahora con Raúl ejerciendo de asistente mágico, y con
Williams de ejecutor. Hubo dos postes, incluso, que merecieron despejar las dudas, pero un nuevo despiste atrás subió el empate definitivo al marcador.
Resultado justo, he leído a más de uno. Lo siento, discrepo. El Athletic, por ocasiones, predisposición, mando en plaza y genialidad (los dos golazos y los postes), sin olvidarnos del claro penalti por manos de Albentosa, mereció mucho más.
Los gallegos se encontraron dos goles absurdos (Adrián cazó un disparo errado de un compañero, y Schär aprovechó un descuido imperdonable de Iturraspe), y tuvo a Kepa de espectador todo el encuentro.
Buen partido en líneas generales, el mejor fuera de casa con diferencia. Un buen punto de partida desde el que sacar conclusiones. Una pena la lesión de De Marcos. Paso al frente del grupo y del entrenador, que va desbrozando sus dudas con la entrada de Rico en la medular y la movilidad de Susa. Y Williams anotando por segundo partido consecutivo en un equipo que parece que va cogiendo la forma física para soportar los 90 minutos. Y un rival directo al que le restas dos puntos. ¿Cómo que no sirve un empate?