Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Ni uno ni otro
La llegada de Mrsic y Thomas no levanta de primeras a un equipo excesivamente frágil
No ha habido tiempo material. Hay que dar un margen de confianza a Mrsic y a Devin Thomas. No es fácil que su trabajo tenga ya una gran incidencia en la plantilla, pero este equipo, excesivamente frágil en lo anímico, necesita despertar ya.
El baloncesto es un juego de dinámicas y el entrenador croata debe buscar la manera de cortar esta mala racha. Los malos resultados se notan en el espíritu de los jugadores. Los más novatos están atenazados y ese mal se está extendiendo por todo el vestuario.
Mrsic introdujo algunos cambios,
Thomas fue el relevo de Gladness, mientras que Vucetic no saltó a la cancha
como la vuelta de Mumbrú al ‘3’ durante unos tramos del partido. También se decantó por la zona para descentrar a los de Burgos. Lo consiguió a medias, porque las dostres buenas defensas en el último cuarto se quedaron en nada por las pérdidas en ataque. Ricardo Fischer, en ese apartado, es al que más descentrado se nota. Atraviesa por un bache y hay que encontrar soluciones. Esta situación también hizo que se echase más en falta a Tabu.
El croata no ha logrado dar ese plus que quiere a la defensa. El no haber sabido parar bien al contrario y la falta de frescura en ataque llevan a un callejón sin salida a un equipo con los mismos síntomas que con Carles Duran al frente.
Es público y notorio que Devin Thomas no es un ‘cinco’ puro. Ayer fue el relevo de Gladness, mientras que Vucetic no saltó a la cancha. Esa parece la apuesta de Mrsic con los interiores. El norteamericano es un ‘cuatro y medio’ que, sin la corpulencia de un ‘cinco’, podrá dar más movilidad al equipo, pero tendrá dificultades en el cuerpo a cuerpo. Su rapidez de piernas y manos es lo que debe sumar.
De diez
Miribilla registró una gran entrada a sabiendas de la importancia de lo que se venía encima. Burgos también tiró de afición, que se dejó notar en un buen número en el Bilbao Arena. Fueron en torno a unos 600 que, ayudados por lo que vieron en la cancha, se dejaron notar, por momentos, más que los de casa. La marea negra, irremediablemente, se ha contagiado por las vibraciones de un RETAbet lejos de volver a ilusionar a sus aficionados. Hay tiempo y mucho que hacer por delante