Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Juego en blanco
Habían pasado 30 temporadas, ni más ni menos, desde el último clásico con 0-0 entre Athletic y Real Madrid en San Mamés. Los leones solo le han hecho dos goles al Madrid en una de sus doce últimas visitas. Las dos últimas victorias rojiblancas se fraguaron sobre la base de dejar la propia puerta a cero, siempre con Iraizoz como principal baluarte frente a los galácticos de Pellegrini y Ancelotti. Los cuatro últimos goleadores frente a los blancos en Bilbao han sido Aduriz (por partida doble), Sabin Merino e Ibai Gómez. El último gol de penalti contra los blancos en casa se remonta a la Liga 93-94, cuando Larrazabal adelantaba a los de Heynckes en un partido que acabó 2-1, con tanto visitante de Michel, también desde el punto fatídico.
El Athletic sumó un punto el sábado, inesperado para muchos, desde la consistencia defensiva, la seguridad bajo palos de un meta cuestionado en algún que otro foro supuestamente rojiblanco y el tesón de los últimos minutos de un equipo fundido. Solo la expulsión de Ramos -que debió haber llegado mucho antes con la segunda amarilla por el agarrón a Williams, por subir a rematar con la máscara en la mano o por el escandaloso penalti a Raúl García- espoleó a un Athletic sensiblemente mejorado, quién sabe si por la subida de la marea propia de enfrentarse a uno de los grandes. La pesadilla copera, con derrota a última hora y un San Mamés especialmente desangelado para el descabello, debe quedar atrás. Es hora de cerrar filas y dejar a un lado campañas y manías persecutorias. El Athletic atraviesa por un momento complicado.
Uno de esos que relataba Bielsa elogiando el apoyo de la grada y que tanto gustaba oír a sus fieles. Es hora de volver a predicar con el ejemplo. Sin pancartas, sin pañuelos. Salvemos este match ball y ya tendremos tiempo de señalar y de rendir cuentas a todos los responsables de una deriva de años