Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

UN AÑO E NVILO

La enfermedad de Yeray y el culebrón de Kepa han preocupado, en diferentes dimensione­s, a la familia rojiblanca La incertidum­bre por el míster duró poco, Muniain ya no jugará hasta el curso que viene, Aduriz es el killer y Capa, en diferido

- Alberto García Bilbao

El año 2017 que está bajando ya su persiana ha tenido en vilo a la familia del Athletic en varios frentes. Y alguno todavía no se ha cerrado… Sobre todo, ha preocupado la enfermedad de Yeray. Fue “un shock”, confesó a primeros de enero Valverde, tras conocerse la noticia a finales de diciembre de 2016. Siempre con la confianza en la fortaleza del central y en el apoyo que ha recibido. En junio sufrió una recaída pero, como él mismo lanzó, se levantará “una y mil veces”. Hecho.

En modo culebrón está la renovación de Kepa. Ya viene de lejos. Urrutia mostraba optimismo en mayo, el guardameta de Ondarroa dijo aquello de “seguro que renuevo” desde la concentrac­ión de la sub-21 en Polonia en junio. Pero no hay firma y la sombra del Real Madrid detrás del cancerbero vizcaíno se ha ido alargando cada vez más. Enero tiene que ser ya decisivo en un sentido u otro.

Una incertidum­bre que no duró demasiado fue la del banquillo. Relevo casi cantado, Ziganda sustituyó a Txingurri tras su marcha al Barça. El técnico ha hecho debutar a Córdoba y Núñez, mientras Aduriz se mantiene como gran killer. Sin refuerzos una temporada más, porque el fichaje de Capa, anunciado en septiembre, es para julio de 2018. En diferido. También volverá el año que viene Muniain, lesionado de gravedad ante el Zorya. Justo cuando había vuelto a disfrutar con sus diabluras. A las campanadas con el deseo, sobre todo de salud. Con trabajo se irá haciendo el resto para reflotar del todo la nave rojiblanca en Liga, con la Copa ya en el fondo del mar, y hacer que el viaje dure mucho en Europa

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