Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
TIROS AL PIE EN ROJIBLANCO
Dos autogoles de San José establecen la diferencia en la vuelta de Iñigo Martínez a Anoeta Oyarzabal hizo el 2-0, Raúl García cerró el marcador de penalti y Raúl Pardo acabó expulsado
Con el mismo once titular del Bernabéu y muy parecido al de Villarreal, pero el Athletic de Anoeta no se pareció en nada al de sus dos últimas y exitosas salidas lejos de San Mamés. Al contrario. El equipo de Ziganda vendió barata su derrota ante una Real a la que ni siquiera le hizo falta meter más goles que al rival. San José, de manera involuntaria lógicamente, firmó dos de los tantos que subieron al casillero donostiarra. Increíble, pero cierto. Uno en cada tiempo.
El equipo de Ziganda quiso casi siempre; pero no pudo nunca contra un conjunto txuri urdin bien colocado, con las ideas muy claras, con el centro del campo convenientemente ajustado y con futbolistas que ofrecen mucha mayor sensación de peligro que los leones cuando buscan la portería rival. Su defensa no solo supo resistir las embestidas bilbaínas, sino que se convirtió en una de sus grandes bazas a la hora de perforar la portería de Kepa. Los dos centrales de Imanol Alguacil aportaron también en las acciones a balón parado.
Iñigo Martínez, uno de los grandes protagonistas de este derbi dada su vuelta a Donostia pero con la camiseta del Athletic, también contribuyó lo suyo en la faceta atacante. Lástima que la práctica totalidad del resto de sus nuevos compañeros no supiera rendir a un nivel similar. Una cosa es defender y otra bien distinta tener que defender y además convertirse en una de las principales referencias ofensivas. El balón parado, una vez más.
A contracorriente
La propuesta inicial del Athletic poco difirió de las dos anteriores salidas. Los bilbaínos salieron a jugar, a tener el balón, el control del partido, a atacar. La Real ni se inmutó. Fue a lo suyo y antes del primer cuarto de hora ya mandaba en el marcador gracias al primer gol en propia puerta de San José. La estrategia rival trajo por la calle de la amargura a los leones en muchas fases del derbi.
Los rojiblancos, pese al 1-0 en
contra, siguieron a lo suyo; pero sin abrir vías de acceso hacia el portal defendido por Moya. Iñigo Martínez, en acciones a balón parado, fue precisamente el protagonista de sus primeras ocasiones de peligro. Los de Imanol, mientras tanto, disponían de espacios suficientes para tocar, combinar y correr el campo como les gusta.
Una acción que debió suponer falta de Oyarzabal a Iturraspe acabó transformándose, sin embargo, en el 2-0. El propio delantero txuri urdin empujó el cuero al fondo de la red ante un contemplativo Lekue. El capitán del Athletic, mientras tanto, permanecía tendido a ras de césped mientras los donostiarras montaban su ataque.
La Real pudo aumentar la diferencia antes del descanso; pero Kepa, el larguero y un poste lo impidieron. San José, sin embargo, volvió a marcar en propia puerta a la vuelta del vestuario tras otro saque de esquina local. La afición de la Real tuvo a bien corear el nombre del navarro.
Los leones, con más corazón que cabeza y con Susaeta como hombre de refresco, no tiraron la toalla y acortaron distancias tras un penalti por mano de Llorente transformado por Raúl García. Quedaba más de media hora de derbi por delante. Williams, desaparecido durante buena parte del choque mientras hubo choque, remató poco después al palo. Moya evitó también el segundo gol rojiblanco a remates del propio Raúl García.
El desesperado intento rojiblanco por nivelar el marcador fue controlado con paciencia e inteligencia por una Real que solo pareció perder los nervios tras una violenta entrada del recién entrado Rubén Pardo sobre Mikel Rico, hombre de refresco de Ziganda además de Muniain, que le dejó a con uno menos a cinco minutos del final. Ni el rifirrafe posterior, ni el desesperado empuje bilbaíno le paso factura