Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Agur al grito mayoritario de “tonto, tonto”
Iñigo Martínez fue pitado de principio a fin en su regreso a Anoeta y vio una amarilla con el derbi finalizado
Nada más acabar el derbi se cruzó con Willian José y no se saludaron. Había puesto la directa para mostrar su malestar a Sánchez Martínez. El colegiado murciano, muy amigo del ayer ausente Aduriz tras otro duelo ante la Real en San Mamés, optó por sacarle la amarilla. Iñigo Martínez, entonces sí, se despidió de sus excompañeros y se retiró solo a vestuarios entre gritos de “tonto, tonto” y una gran pitada.
Su llegada a Anoeta poco o nada tuvo que ver con las que recibió Joseba Etxeberria en este mismo escenario tras su fichaje por el Athletic. Cerca de un centenar de seguidores esperó a la llegada del autobús del equipo rojiblanco al es- tadio donostiarra para increpar al defensa de Ondarroa. Algunos de ellos le arrojaron una especie de billetes falsos de 500 euros posando con sus nuevos colores.
El central del Athletic, uno de los primeros miembros de la expedición bilbaína en descender del autobús, ni se inmutó con los insultos recibidos. El ondarrutarra se abrazó con el primer empleado de la Real con el que se topó nada más ingresar en las tripas de Anoeta. Gurpegi, ahora ‘embajador’ del club rojiblanco, también tuvo que escuchar alguna expresión salida de tono. Lo mismo que Muniain. La juventud imperaba en esta ‘comitiva’ que dio tan particular bienvenida a los leones.
Las protesta hacia el ondarrutarra fue a más en el momento de saltar al césped para realizar el pertinente calentamiento. El elevado
volumen de la megafonía palió en gran medida la sonora bronca hacia el defensa del Athletic cuando el speaker leyó su nombre. Los decibelios aumentaron, en cualquier caso, cuando Iñigo Martínez tocó el primer balón una vez comenzado ya el derbi.
La práctica totalidad del público de Anoeta insistió en estos silbidos en cada intervención del central zurdo. Desde el mismo sector de la hinchada local en la que se extendió una pancarta con la leyenda “Leltasunak
ez dauka preziorik” (La lealtad no tiene precio) llegó a salir el grito, no acompañado por gran parte de la afición txuri urdin, de “Iñigo muérete”. El ondarrutarra siguió a lo suyo.
De su cabeza salió el balón que provocó el penalti por mano de Llorente y el gol de Raúl García. Iñigo Martínez compitió en Anoeta pese a perder. Su compañero San José también fue ‘aclamado’ por la hinchada local dados sus dos tantos en propia puerta. Cosas del derbi
El central compitió de principio a fin pese a la presión de la afición txuri urdin