Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

LA SUERTE DEL CAMPEÓN

El Real Madrid gana la Champions gracias a los goles de Bale y los fallos garrafales de Karius, portero del Liverpool La lesión de Salah a la media hora cambió una final que hasta ese momento era claramente del conjunto inglés

- ENVIADOS ESPECIALES A KIEV Cristina Cubero, Manuel Bruña y José Antonio García Sirvent Manuel Bruña Kiev

El Real Madrid conquistó la Champions, la tercera consecutiv­a y la 13 de su historia. Lo hizo en Kiev ante un Liverpool que sufrió en sus carnes lo que es la flor de Zidane o la del Madrid o como la quieran llamar. Muchos aseguran que no existe, que sólo con flor, con suerte no se ganan tres Champions seguidas, pero lo cierto es que visto lo que pasó en el Olímpico de Kiev, la flor de Zidane y su Madrid está en plena floración. Sólo así se entiende que el portero del Liverpool falla se de manera garrafal en dos de los tres goles del Madrid y, sobre todo, que a la media de partido, Salah, la estrella del Liverpool se marchara lesionado. Y por su faltara algún ingredient­e para entender esa flor de Zidane fue el cambio de Bale por Isco. El galés fue suplente y acabó siendo el jugador decisivo del Madrid, el que le dio la Champions en Kiev con dos goles, el primero, una golazo de chilena.

Los tantos de Bale fueron decisivos, sin duda, pero la jugada que cambió el partido, la final fue la lesión de Salah que se fue lesionado entre lágrimas. Esa acción provocó que la final pasara a ser del Liverpool a ser del Madrid al que se le abrió el cielo con la marcha del egipcio . Un jugador, Salah, que se marchó lesionado al caer mal en una jugada con Sergio Ramos que le hizo una falta que provocó esa mala caída. El colegiado no señaló absolutame­nte nada en una jugada que fue decisiva.

Antes de que eso pasara, el Liverpool había dominado claramente a un Madrid perdido, incapaz de dar dos pases seguidos y sobrepasad­o por el empuje inglés. Ahí, apareció Keylor para salvar a los suyos que estaban muy lejos de repetir título. El Liverpool estaba repleto de confianza, pero desapareci­ó tras la marcha de Salah. Y claro, si le das un poco de ventaja al Madrid, es poco menos que un suicidio. Con los ingleses dando un paso atrás, comenzaron a aparecer Isco, Marcelo y sobre todo Benzema. El Madrid había cogido el rumbo del partido y ya no lo iba a soltar. Ni la lesión de Carvajal, que se marchó llorando, cambió el destino de una final que cada vez era más blanca. Incluso el Madrid marcó, pero el gol de Benzema fue anulado por fuera de juego doble del francés y de Cristiano.

Al descanso se llegó sin goles y con la sensación de que sin Salah, el Liverpool lo iba a pasar mal en la segunda mitad. Y así fue, aunque lo que nadie esperaba era lo que hicieron Bale y, sobre todo, Karius, el meta del Liverpool.

Golazo y cantada

El Madrid comenzó mandando en la segunda parte con un disparo de Isco al larguero de la portería de Karius que abrió el marcador del Madrid. Sí, del Madrid porque le regaló el 1-0 a Benzema en el minuto 51 al intentar sacar rápido un balón que dio en el pie del francés y el balón entró en la meta inglesa. Ahí comenzó a aparecer la flor de Zidane que pareció marchitars­e con el 1-1 de Mané en el minuto 55 al aprovechar la pasividad de la zaga blanca en una acción a balón parada. Ese 1-1 le dio alas a un Liverpool que parecía el del inicio del partido. Poco le duró la alegría a los ingleses porque en acción entró un protagonis­ta inesperado: Bale. El galés entró en el minuto 61 por Isco y en el 64, marcó el 2-1 con una gran chilena a centro de Marcelo. Un golazo en toda regla que le volvía a dar ventaja al Madrid.

El Liverpool apretó y apretó de la mano de Mané que envió un disparo al poste y que buscaba el empate en las jugadas a balón parado. El Madrid, por su parte, intentaba tener el balón lo máximo posible y

buscar los desmarques de Bale, Benzema y Cristiano. Así, estuvo cerca de sentenciar, pero los minutos iban pasando y ni el Liverpool lograba el empate y el Madrid, cerrar la final. Un estado de incertidum­bre que acabó en el minuto 83 con el 3-1 de Bale en un error garrafal de Katius. Disparo lejano de Bale que no era excesivame­nte peligroso y que parecía fácil para el meta del Liverpool al que, como vulgarment­e se dice, se le doblaron las manos y el gol subió al marcador. Ahí se acabó la final y el Madrid conquistó la Champions League, la tercera consecutiv­a

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FOTOS: J. A. SIRVENT / AP Tres imágenes para una final: la desesperac­ión de Karius tras sus errores, la lesión de Salah en el lance con Ramos y la alegría del R. Madrid con el trofeo
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