Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Los rojiblancos no entran en combustión y quedan apeados
El Athletic no logró desarmar al Atlético, al que solo inquietó con el gol de penalti de Sancet y que luego apenas sufrió
Mucha épica necesitaba el Athletic para sacar un billete para la final de la Copa juvenil. El 3-0 recibido en el Cerro del Espino era una losa muy pesada. Enfrente estaba un Atlético embalado hacia el triplete después de ganar su Liga y la Copa de Campeones. Pero los bilbaínos confiaban en Lezama y en su vocación ofensiva. No la pudieron lucir a pleno rendimiento. No entraron en combustión. Nunca desarmaron al conjunto colchonero y su techo fueron las semifinales.
El Athletic intentó imprimir velocidad desde el arranque por los costados, pero dejaba espacios atrás. La teoría de la manta. La primera clara para los de Solabarrieta llegó al cuarto de hora en una combinación de Vencedor y Sancet. Dos serios proyectos de futuro. El bilbaíno disparó muy mal. El Atlético amenazaba en velocidad con Agüero, Andy y Óscar.
El conjunto rojiblanco no supo encauzar su alto ritmo. Faltaba control. Sancet intentaba conducir por el carril central, sin embargo no había mordiente en el área. Urain la tuvo pasada la media hora, pero su intento quedó frustrado por la oposición de un rival.
Los visitantes fueron de menos a más y en la recta final del primer acto dispusieron de tres oportunidades para liquidar la eliminatoria. Los lanzamientos de Borja Garcés y de Ricard fueron excesivamente cruzados. Y el remate a bocajarro de Andy lo solventó De Miguel con el pie.
Faltó mordiente
Cuarenta y cinco minutos por delante y el Athletic necesitaba hacer tres goles y echar un candado a su portería para forzar la prórroga. El Everest. Aunque no se rindió y nada más empezar el segundo acto se le abrieron de par en par las puertas de la esperanza. Agirre soltó un latigazo al que respondió Alex a la perfección. Urain se hizo con el rechace y fue derribado por Medrano. Penalti. Sancet lo mandó a la red.
Un tercio del camino estaba recorrido. Ahí se quedó la reacción bilbaína. No consiguió imprimir una marcha más para meter el miedo en el cuerpo al Atlético. Córdoba pudo acercar aún más la remontada en un córner. Su testarazo no fue entre palos. El Athletic carecía de precisión. La más clara para el segundo llevó la firma de Estrada. Robó arriba, pero definió con un chut muy tímido y centrado que atrapó Alex.
Las intenciones locales eran buenas, aunque faltaba mordiente. Volvió a rondar el gol con Cabo en un saque de esquina en otro cabezazo. El Athletic fue perdiendo chispa. La voltereta se encontraba cada vez más lejos. Y Joaquín Muñoz selló el billete del Atlético para la final de Cuenca con un contragolpe en el minuto 84. Regateó a De Miguel y marcó a portería vacía. Ahí acabó la temporada para el Athletic