Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
“Cuando fui a comprar mis primeras botas en una tienda se pensaban que eran para mi hermano”
¿Cómo le dio por el fútbol?
En el cole y en el barrio jugaba a fútbol con los niños porque me gustaba y estaba todos los días con el balón. Entonces no había equipos femeninos. Con 13 años me fui a vivir a Córdoba, porque mi padre es de allí, y en el pueblo no había equipo. Un día me fui a comprar unas botas a una tienda de deportes y la chica que me atendió me dijo que me las podía llevar para que las probara mi hermano y le dije ‘no no, son para mí’. Se sorprendió un poco y me comentó que su marido jugaba en Montilla y que allí había un equipo femenino, que si quería ir allí a hablar con él y probar... Y allí fui y me quedé.
Y luego fichó por el Levante. ¿Qué le ofrecen allí para decidir cambiar de aires?
Un sueldo mínimo y un piso compartido con otras dos compañeras del sur. Con 19 años fui al Levante. Luego al Estudiantes (Huelva), tres años en el Sevilla, tres en Rayo, tres en el Espanyol y luego aquí.
¿Y todos esos cambios son por mejoras de contrato?
No, no siempre ha sido por mejoras. De hecho ha habido sitios a los que he ido perdiendo dinero, digamos. A veces cambiaba por el proyecto deportivo, porque creía que en el otro equipo ya había acabado una etapa y cosas así. ¿Tenía que compaginar fútbol con trabajo o le daba para vivir?
En algunos sí tenía que trabajar o estudiar. Si querías que te diese, te daba para vivir al día poco más y aún así con problemas.
¿Siempre compartiendo piso?
Sí, sí. Con compañeras de equipo. ¿Quiere ser entrenadora en el futuro?
Tengo el nivel 1 y el 2 de entrenadora. Contenta. Al principio no te lo planteas, pero es bueno tenerlo. No sé si lo ejerceré o no algún día, pero es bueno tenerlo.
¿Le gustaría seguir relacionada con el fútbol una vez que cuelgue las botas?
Sí. Me llama más la atención en categorías inferiores, en niveles más bajos; pero nunca se sabe.
¿Hay mucho trabajo por hacer a nivel de cantera en el Athletic? Aquí poco a poco vamos sacando equipos y mejorando y creo que eso es bueno al final para las niñas que llegan arriba.
¡De instalaciones no andan igual de mal ahora que en sus inicios!
El cambio es brutal. Cuando yo fui al Levante, que en aquellos años era uno de los mejores, entrenábamos en un campo de hockey hierba un día y otro en un campo que era un patatal. Las que hemos pasado por eso valoramos ahora mucho más las cosas que tenemos. Las mejoras en el día a día se notan.
¿También a nivel de viajes?
Yo me he pasado viajes de Sevilla a Oviedo o de Huelva a Barcelona en bus. Jugar, volver y llegar a las tantas de la mañana. Eso hace valorar lo que tenemos aquí y en eso sí somos uno de los mejores clubes