Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Roubaix, pesadilla de pavés en el Tour
La prueba francesa se adentra hoy en la mayor trampa de su recorrido: los temidos 21,7 kilómetros y 15 sectores de adoquines
En el deporte, como en otros órdenes de la vida, a menudo no hay nada más temido que lo desconocido, la incertidumbre que generan esos factores imprevisibles capaces de arruinar una preparación perfecta. Cuando los ciclistas se enfrenten a L’Alpe d’Huez o cualquier otro ‘coloso’ montañoso, la ascensión no les engañará porque ellos conocen al dedillo su perfil y, básicamente, dependerán de sus propias fuerzas para salir airosos o no de la etapa.
Sin embargo, ese control de la situación se difuminará irremediablemente en la 9ª etapa del Tour de Francia, que se adentrará hoy en la mayor trampa de su recorrido 2018: los temidos adoquines camino de Roubaix, 156,5 kilómetros muy atractivos para el espectador, pero una tortura con aroma de clásica para los corredores por el peligro que supone para ellos salir indemnes de los 21,7 kilómetros y 15 sectores de pavés que puntearán el recorrido, con especial atención al último: Camphin-en-Pévèle, de 1,8 kms.
“Cruzaremos los dedos”, se resigna Alejandro Valverde, consciente como todos de que cualquier montonera puede echar al traste el trabajo de meses. “En el pavés no puedes ganar el Tour, pero seguro que sí puedes perderlo. Debemos ser fuertes y estar bien colocados, pero también necesitamos un poco de suerte. Debes estar cerca de la cabeza cuando lleguen los adoquines”, añade el murciano, integrante del fortísimo trío del Movistar junto al colombiano Nairo Quintana y Mikel Landa.
Y ahí está otro riesgo: todo el mundo quiere estar bien situado, pero la carretera es estrecha, no cabe todo el mundo y, por tanto, el riesgo de caída aumenta. “A la fuerza tienes miedo al pavés porque puedes perderlo todo en esta etapa. Puede haber fácilmente una caída delante tuyo, caerte o quedarte cortado y que se compliquen las cosas muy rápidamente”, apunta el francés Romain Bardet.
De hecho, la llegada del pavés condicionó ayer a los ciclistas en la 8ª etapa, donde los equipos prefirieron guardar fuerzas para los adoquines y la famosa meta de la clásica París-Roubaix, uno de los ‘monumentos’ del ciclismo.
“Es una etapa que da miedo, pero tengo buenos compañeros para afrontarla”, dice Chris Froome, tetracampeón del Tour. “Cuando pienso en esta etapa, me vuelve a la boca el sabor del barro que cubría algunos sectores en 2014. Debes estar concentrado del primer al último kilómetro”, recuerda Vincenzo Nibali.
Alejandro Valverde
Cruzaremos los dedos. En el pavés no puedes ganar el Tour, pero sí puedes perderlo”
Chris Froome
La etapa da miedo”
Dan Martin
Va a ser brutal, un día que tememos mucho los que luchamos por la general”
Tintes épicos
Afortunadamente, hay buena previsión meteorológica: lucirá el sol y, por tanto, la peligrosidad de la etapa no tendrá los tintes épicos de los días de lluvia, cuando el agua multiplica el riesgo de caídas al convertir el pavés en piedra resbaladiza. “Esta etapa va a ser brutal, uno de esos días que tememos mucho los que luchamos por la general”, admite Dan Martin, que se dejó ya ayer 1’16” por una caída.
“¿Qué pinta una etapa así en el Tour? El pavés multiplica el riesgo. Hay que hacer un recuento de las bajas que producen las clásicas del norte y hacerlo valer”, critica el director del Movistar, Eusebio Unzué, con ánimo de que los adoquines desaparezcan de la ruta.
Cinco ganadores de la ParísRoubaix, curiosamente los cinco últimos, están disputando el Tour, entre ellos el líder, Greg Van Avermaet (2017). Los otros son Niki Terpstra (2014), John Degenkolb (2015), Mathew Hayman (2016) y Peter Sagan (2018).
Después del pavés los ciclistas tendrán el lunes el primer día de descanso, justo antes de encarar las tres etapas alpinas de carrerilla que descubrirán mejor los verdaderos candidatos a la victoria en París. Los finales en Le Grand Bornand (martes), La Rosière (miércoles) y, sobre todo, Alpe d’Huez (jueves) ofrecerán a la fuerza el espectáculo más esperado y deseado por la afición al ciclismo: allí mandarán las piernas sin adoquines que valgan