Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Un reencuentro muy especial
Los rojiblancos visitan el Pizjuán para verse las caras con el que fuese su técnico: Pablo Machín
Hace algo más de medio año era prácticamente impensable imaginar esta situación. El banquillo del Girona estaba relacionado con Pablo Machín, y su marcha parecía imposible, pero entonces apareció en el camino el Sevilla y las ganas de crecer del técnico soriano. Eusebio, que tenía una difícil papeleta al sustituir un hombre que había estado durante cuatro temporadas y media al frente de un equipo al que llevó a lo más alto, ha caído en gracia y este domingo a partir de las 12 ambos se volverán a ver las caras en dos proyectos que pueden presumir de salud.
La historia reciente del Girona no es solo hablar del ascenso a Primera División. Todo esto es relativamente nuevo, pero en la memoria de los aficionados gerundenses aún está muy presente lo que significó Pablo Machín, que en los 189 partidos en los que dirigió a los de Montilivi, logró también salvar al equipo de un descenso cantado a 2ª B y que probablemente hubiese provocado la desaparición del Girona tal y como lo conocemos ahora.
El ahora técnico del Sevilla ya admitió después de la victoria ante el Krasnodar por 3-0 que el del domingo iba a ser un partido “especial” ante “uno de mis dos equipos”, en referencia al Numancia, el equipo de su ciudad, y al Girona, club en el que más tiempo ha estado con diferencia. Hasta el día de hoy, Pablo Machín solo se ha enfrentado con los rojiblancos en cuatro ocasiones, cuando dirigía al Numancia y el balance es de dos victorias y dos derrotas.
Un legado imborrable
La realidad es que los números del técnico soriano al frente del Girona son realmente espectaculares. En la primera campaña, en la que llegó en el mes de marzo, Machín revolucionó y salvó a un equipo que estaba desahuciado. El resto es historia. Las dos promociones de ascenso, el gol del Lugo en el tiempo añadido y finalmente el empate a cero ante el Zaragoza que otorgó al club la tan ansiada Primera División. Esto, lo hizo con 83 victorias,
50 empates y 56 derrotas, en el capítulo más glorioso de los gerundenses.
En el vestuario del Girona esperan con ganes que llegue el partido del domingo, donde la mayoría de ellos sentiran una sensación más que peculiar al enfrentarse a un entrenador que les ha hecho crecer, pero que también ha crecido gracias a ellos