Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Volver a la bicicleta tras caer de nuevo
Una vez más la fatalidad se cruzaba delante de Mikel Landa. El alavés, uno de los ciclistas más queridos por su calidad, por su forma de correr agresiva y valiente en la carretera, y, por qué no decirlo, por las desgracias que acostumbran a perseguirle de vez en cuando y de las que siempre sale más fuerte que antes, fue de nuevo víctima de un mal de ojo en la pasada edición del Giro de Italia, cuando había demostrado ya en las jornadas previas destellos de su clase y ambición, anunciando que iba a ser un corredor importante y que iba a darlo todo por intentar repetir el podio de 2015, edición en la que acabó en tercera posición. Pero, en un abrir y cerrar de ojos, todas las esperanzas que había puestas en él se desvanecieron con la misma velocidad que un azucarillo se disuelve en un mar de café.
Y es que el pasado 12 de mayo Mikel Landa (31 años) se veía obligado a abandonar la ‘Corsa Rosa’ tras verse involucrado en una caída de consecuencias nefastas, con la clavícula destrozada y las costillas afectadas; un parte médico que puso ser incluso más grave dada la magnitud del incidente. Tras ser operado cinco días después del tremendo golpe que se dio el ciclista alavés fue poco a poco volviendo a la normalidad, después de una operación y un posoperatorio complicado. Dejado atrás y en el recuerdo su estancia en la clínica, el de Murgia hizo de tripas corazón, haciendo bueno el dicho que los ciclistas están hechos de otra pasta, y se subía ya al rodillo para acelerar su regreso y acortar su recuperación. Unas sesiones que a día de hoy mantiene, con la clavícula volviendo a su lugar y los dolores en las cinco costillas que no dejan de remitir, pero ya empieza a ver la luz al final del túnel. Según ha podido saber MD, Mikel espera poder volver a salir a la carretera esta misma semana y, en función de cuáles sean las sensaciones, se planteará las opciones de estar en los Juegos Olímpicos de Tokio –23 de julio al 8 de agosto– y en La Vuelta, que se disputa del 14 de agosto al 5 de septiembre.
Y es que desde su entorno recuerdan que “la operación de la clavícula fue terrible. No fue una rotura de clavícula sin más. Ésta es la clavícula rota número 17 que tengo ante mí y jamás había visto nada igual. La clavícula le estalló por todos lados, en mil pedazos y la operación fue muy difícil. El problema fue pensar que era una rotura de clavícula sin más, cuando no lo era”, aseguran fuentes cercanas al corredor. Una operación de clavícula normal requiere de una operación de unos 40 minutos, pero ésta de Mikel precisó de unas cinco horas, teniendo que ir entrando y saliendo del hospital a lo largo de tres días, cuando lo habitual es hacerlo al día siguiente de pasar por el quirófano.
“En su casa pasó una semana entera con dolores. Con cualquier otra operación de clavícula si quieres ya estás agresivo en el rodillo al cuarto o al séptimo día, pero no fue el caso de Mikel, que se hizo mucha avería. Lo único positivo es que en este tiempo se ha ido avanzando con el tema de las costillas, ya que de la clavícula está perfecto, duerme bien y está ya recuperado”.
Ahora, el corredor del Bahrain-Victoirus –que en Italia se fracturaba por quinta vez la clavícula– está en la fase de que lo que le duelan son las costillas y poco a poco irá progresando. El siguiente paso, tras el rodillo que sigue haciendo, es ver si esta semana es capaz ya de salir en bici a la carretera. Llega el momento de tomar decisiones importantes, de volver a entrenar en la carretera hasta donde el dolor le deje. Una vez ruede sobre el asfalto y vea cuál es la respuesta de su cuerpo, Mikel empezará a tirar de calculadora y ver cuándo y dónde podría producirse su regreso. De momento, no se marca ningún objetivo, más allá del de sentirse corredor otra vez. Por plazos, Landa estaría a tiempo de poder disputar los Juegos Olímpicos de Tokio -sería su debut en una cita olímpicas en un circuito duro y exigente– y la Vuelta, en la que en principio estaría sí o sí, y en la que no compite desde el año 2015. Una vez más, la carretera será la que dictará sentencia ●