Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
¡Vaya semanita!
El que se presumía iba a ser un período de calma chicha ha sido aprovechado por la directiva como momento de toma de decisiones de enjundia en el seno del club. se les ha elegido para esto. y se les juzgará por esto.
En estos últimos días se han producido dos decisiones de relevancia en el Athletic: el relevo en la Fundación, donde las dos cabezas visibles de la misma durante el mandato de aitor elizegi han sido relevadas
“sin relevo”, y la destitución de bingen arostegi, como entrenador del Bilbao Athletic, y el fichaje posterior de
Álex Pallarés para ejercer en el banquillo del filial
En el primer caso, casi seis meses han bastado para decidir un cambio de rumbo, nada previsible cuando durante la asamblea de socios compromisarios de octubre Jon Vázquez eguskiza, director de la Fundación, glosaba y hacía balance de la labor de la misma sin apariencia de adiós.
En cuanto al filial, la situación clasificatoria ha sido clave para precipitar una decisión muy repetida los últimos años. El eterno debate sobre si prima lo formativo o lo competitivo en el último peldaño previo al primer equipo, en el aire. Se puede tener uno u otro punto de vista, pero siempre el mismo. Curioso que en base al amiguismo o comodidad o no con la directiva de turno, el posicionamiento varíe. La hemeroteca es muy chivata.
El conocimiento a fondo de las tripas del club y un tramo de nula competición oficial del primer equipo, por cierto, dan de sí para más decisiones. Momento de abordar y amarrar renovaciones antes de que se compliquen entrando en último año de contrato como la de iñigo martínez o estudiar posibles cambios en otros departamentos. No lo descartemos. Por cierto, ¿rueda de prensa para cuándo? No estaría de más poder cuestionar a Jon uriarte.
el mundial
Cómo no, también, dedicar unas líneas al principal evento deportivo a nivel mundial junto a los Juegos Olímpicos y que nos va a ocupar hasta fin de año.
Es innecesario incidir una vez más en el disparate de llevar este negocio a países así, ni en que por más que centren la atención mundial durante unos días; su régimen, su estilo de vida y su falta de respeto por los derechos humanos no gozarán nunca de la aprobación del resto de sociedades sanas.
Dicho lo cual, no me parece en absoluto justa la carga de responsabilidad y ejemplaridad como modelo que se trata de poner sobre los hombros del fútbol, y que no se hizo, sin ir más lejos, durante el Mundial de Balonmano de 2015, disputado también allí mismo por más que algunos ni lo recuerden ni pusiesen el grito en el cielo en aquél momento.
El fútbol tiene, ciertamente, capacidad de llegar a miles de millones de personas, pero no se puede responsabilizar ni exigir a quienes lo practican y llevan años preparándose con ilusión por disputar un Mundial, que sean quienes carguen con la responsabilidad de cambiar las cosas: es a otros a quienes corresponde.
Igualmente, y mucho menos, pretender llamar al boicot y a que el aficionado al fútbol deje de ver por televisión un evento de esta magnitud. Hemos visto mundiales desde siempre, con sedes y momentos igualmente discutibles. La forma de cambiar las cosas es otra.
Y desde luego, el inicio del cambio pasa por no conceder la organización de un evento más a estas sociedades, no por hacer sentir mal a quien quiere ver fútbol. Una opinión.
Si nada se tuerce, aquí en siete días