Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
De pedir fotos a Leo Messi a hacerle feliz
➔ Julián Álvarez, la nueva joya de Argentina, ya explotó en el Mundial de Qatar 2022
Es Julián Álvarez como su rostro. Es puro como su mirada. Es bueno como su sonrisa. Se merece los sueños que desde hace un tiempo viene cumpliendo: la explosión en River, la venta millonaria al Manchester City, los elogios de Pep Guardiola y ahora el protagonismo en su primer Mundial con un gol en su titularidad número uno. No era mentira cuando desde la intimidad albiceleste, un par de días antes del inicio de la aventura qatarí, aseguraban: “Scaloni lo ve muy bien a Julián. Tiene muchas ganas de meterlo de arranque. Ojo, eh”...
A los once años, en un vídeo grabado en su pueblo cordobés llamado Calchín, Julián Álvarez ya había dicho: “Quiero jugar un Mundial; mi ídolo es Messi”. Se desvivía por pedirle fotos a Leo cuando era pequeño. Y las conseguía. Ahora Julián hace feliz al 10, al capitán, cuando la clava en el ángulo contra Polonia y asegura la clasificación.
La nueva joya de Argentina explotó en el Mundial. Le quitó el puesto a Lautaro Martínez y va por más. Es un adorador de Leo, con una historia de humildad y buenos gestos.
Horizonte de crack
Le dicen Araña. Ya se le dibujaba el horizonte de crack. Primero, una prueba en el Real Madrid, con 11 años: 5 partidos y 2 goles. El problema era que solo aceptaban mayores de 13. Por eso no se quedó. También lo vieron en acción en Argentinos y Boca, de nuevo sin el OK final.
Hasta que apareció River, el flechazo. A los 16 se alojó en la pensión millonaria. Nacía una historia hermosa. Gallardo administró a la perfección sus tiempos, hasta darle el espacio en el momento justo. Primero esperó tras Rafael Santos Borré. Cuando el colombiano fue transferido, se movió unos partidos recostado a la derecha, hasta que el Muñeco lo ubicó de 9 y vino esa seguidilla impactante de goles.
El Manchester City fue el que no dudó y pagó 21.500.000 euros. Y se fue a ser entrenado por Guardiola, que enseguida lo acarició con palabras aunque lo haga esperar bastante detrás de Haaland.
Al primer técnico que tuvo en su pueblo, Rafael Varas, sabiendo de sus necesidades, ya en River, el goleador lo sorprendió un día visitándolo y regalándole una camioneta: su primer DT desde siempre además fue repartidor. Sí, Julián Álvarez merece esta dulce realidad