Una mala noche

No fue una buena noche ni de España ni de los dos rojiblancos que juegan con España. Unai Simón y Nico Williams fueron titulares en el once que presentó Luis Enrique pero ninguno de ellos tuvo su mejor partido. El portero de Murgia pudo hacer más en los dos goles de Japón y el extremo entró muy poco en juego por la banda derecha del ataque en los 56 minutos que estuvo en el terreno de juego, hasta que fue relevado por Ferran Torres ya cuando la selección nipona había dado la vuelta al marcador en los diez primeros minutos del segundo periodo. En alguna jugada se le vio apesadumbrado por no recibir balones para irse de su lateral. Lo cierto es que el partido pedía eso, futbolistas por fuera que abrieran el campo y no jugar por dentro, donde había un auténtico atasco con cinco atrás y una línea de cuatro por delante.

El combinado estatal estará en los octavos de final, pero entra por la puerta de atrás, como segundo, y gracias a Alemania. La noticia también tiene su lado positivo, evitar a Brasil en cuartos siempre y cuando elimine a Marruecos en el partido del próximo martes.

España dejó muy malas sensaciones. Fue incapaz de abrir el entramado defensivo japonés y quizá lo peor fue la condescendencia con la que saltó al campo tras el descanso, creyéndose ganadora por el gol anotado por Morata y con todo un tiempo por jugarse. Dejó que Japón se creciera y bien que lo hizo. Ahora hay que enfrentarse a los marroquíes, la sensación de Mundial. Los seguidores de la Roja tienen motivos que estar preocupados