Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Manda huevos, Luis Padrique
➔ El seleccionador decidió hasta quién lanzaba los penaltis
➔ Luis Enrique había puesto deberes a sus futbolistas durante el verano: lanzar 1.000 penaltis como poco. De esta forma supuestamente llegarían preparados para afrontar una hipotética tanda de penaltis en un Mundial de futbol. A Unai Simón le pasó el preparador de porteros un papelito para indicarle cómo lanzaban desde la pena máxima los marroquíes. Escogió Luis Enrique a los lanzadores cuando normalmente lanzan los penales los jugadores que más confianza tienen en sí mismo. No preguntó. Sarabia no había fallado un solo penalti en toda su carrera: 16 de 16. Pero ha tenido nulo protagonismo en este Mundial. Entró en la prórroga porque era un especialista. Falló Sarabia por poco, al palo.
Tampoco ha tenido protagonismo en el Mundial Carlos Soler, el segundo escogido para el momento más delicado del campeonato. Se la paró el portero.
El tercero lo lanzó el futbolista que lo ha jugado todo desde que empezó el Mundial, el veterano, el que debía cuidarse porque los años pasan para todos. Se lo paró el portero. Luis Enrique quiso intervenir hasta en la decisión de quién tiraba los penaltis para liberar de la presión seguramente a sus futbolistas. Quería transmitirles su confianza pero el efecto ha sido totalmente contrario. Durante todo el Mundial ha inhibido el poder de decisión de su futbolistas.
Con esos aparatos que conectaba a sus petos en los entrenamientos con él subido al andamio marcaba lo que quería de cada jugador en cada instante. Estos futbolistas tienen clase, saben improvisar, pero han perdido capacidad para tomar decisiones.
Luis Padrique ha tenido más protagonismo en la selección que Luis Enrique. Se ha hablado más de los huevos que come el seleccionador que de las razones por las que no jugaba Ansu Fati, o Llorente, o Sarabia. Se ha hablado más de la bicicleta y de Gijón que de lo que le faltaba a la selección cuando un equipo como Japón hacia que entrasen en pánico futbolistas jóvenes pero con mucho futuro.
Luis Padrique ha sido un experimento que empezó bien porque humanizó la figura de un seleccionador que necesitaba proteger a sus jugadores. Creía que alejándoles del foco les protegía pero la realidad es que les impedía crecer ante las dificultades.
1.000 penaltis no se ensayan así como así. Sí que entrenan los porteros, por ejemplo en la Juventus tienen un método para parar penaltis que demostró Szczesny que funciona.
A Yassine Bounou ‘Bono’ le enseñó el Mono Burgos. Llegó al Atlético el portero marroquí después de que un ojeador colchonero lo descubriera en un torneo en Toulon. Ya para entonces su vida era de película. Su familia emigró a Canadá donde nació ‘Bono’ pero a los ocho años regresaron a Casablanca, donde empezó a jugar a fútbol de portero porque era tan alto que no le dieron opción. El Mono Burgos adoptó al marroquí de alma canadiense, que era rápido aprendiendo la jerga argentina, que parecía platense, que se hizo seguidor de River y hasta se fue al Mundialito de Clubs a Japón. Comía alfajores, aprendió a preparar el mate, cantaba como los argentinos. Es memorable el penalti que le paró a Haaland en la eliminatoria ante el Borussia Dortmund después de gritarle “¡kiricocho!”, un término que se emplea en Argentina para gafar al jugador rival. El VAR decidió que Bono no tenía un pie en la línea en el momento del lanzamiento y lo mandó repetir. A España le paró dos penaltis. Así ha entrado en la historia ●
Bono aprendió del Mono Burgos, paró un penalti a Haaland con el ‘kiricocho’