Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Una manita, pero al cuello
➔ El sueño europeo de los leones empieza a tornarse en quimera tras la derrota por goleada en La Cerámica ➔ La falta de pericia en el remate y de consistencia en la contención condenan a un débil equipo bilbaíno
➔ Resulta evidente que el 5-1 que endosó ayer el Villarreal al Athletic supone el saludo de los amarillos a Europa de cara a la temporada que viene. Lo que queda por comprobar en las cuatro jornadas restantes de Liga es si también fue una forma de que la tropa de Valverde dijese agur a sus aspiraciones continentales. Lo vivido en esta visita al Estadio de la Cerámica resulta complicado de digerir.
De todo el mundo es sabido que los rojiblancos tienen un serio problema de cara a gol, por mucho que media docena de partidos concretos les haya permitido alcanzar unos registros que desvirtúan un poco la auténtica realidad. No porque no los hayan marcado, que es evidente que lo han hecho, sino porque buena parte de ellos se reparten tan sólo en un puñado de compromisos. Una de las diferencias existentes ayer en el resbaladizo césped local, lo de los tacos que utilizan algunos leones en terrenos de estas características sigue siendo incomprensible, fue la puntería.
Los Williams perdonaron cuando no debieron hacerlo. Álex Baena y Jackson, sin embargo, acertaron en las que tenían que acertar. Lo peor de todo es que los propios rojiblancos colaboraron en algunos de estos tantos amarillos. No se trata de señalar a nadie porque, a decir verdad, las facilidades dadas atrás por el Athletic no fueron de recibo tratándose de un equipo de Primera. Lo de la descoordinación a la hora de trazar la línea del fuera de juego resultó impropio de un equipo de élita.
Los experimentos, dicen, con gaseosa. No puede ser que a falta de cinco jornadas para la conclusión de un campeonato, la distancia entre líneas sea tan amplia como la que hubo ayer en el bando bilbaíno y que los despistes individuales y colectivos facilitasen tanto la labor a los rivales a la hora de empujar el balón al fondo de la red. Patinazo del portero, ruptura del fuera de juego unas veces de uno, casi siempre de otro. ¡Menudo panorama!
Perdonar arriba y abajo
Cualquiera que vea el 5-1 final pensará que el Villarreal dio un auténtico baño al Athletic. Y, lo peor de todo, es que no fue así. Los de Valverde también hicieron cosas bien para que el encuentro hubiese transcurrido por otros derroteros, pero su falta de eficacia realizadora volvió a salir a escena cuando hubo y ya no había partido. No se puede perdonar tanto de cara a gol, menos aún cuándo hasta la suerte resulta esquiva en lances puntuales.
El 5-1 tampoco debería enmascarar lo que fue un sibilino y mal arbitraje. Del Cerro también tuvo su cuota de responsabilidad en cómo se fue desarrollando el choque. Hubo acciones en las que se equivocó de forma determinante. Capoue, con amarilla desde el minuto y medio, debió ser expulsado en el 34 por un manotazo en la cara a Dani García intencionado. La propia jugada del 1-0 nació de una falta de Yeray que no existió.
Ningún pero, en cualquier caso, a la victoria del Villarreal porque los amarillos jugaron más y mejor sus bazas que los rojiblancos y dejaron patente que son más equipo tanto a nivel de individualidades como de colectivo. El Athletic murió fiel al estilo de su entrenador, pero en medio quedan acciones grabadas que deberían producir sonrojo a algunos de los futbolistas que ayer, sorprendentemente, vistieron la segunda indumentaria y no la rojiblanca tradicional.
Valverde, por cierto, tiró de Lekue, Yeray, Ander Herrera y Berenguer en el once titular; Sancet, de penalti, hizo el 2-1 puntual; y el resto de los goles llevó la firma de Baena y Jackson en el primer y de Jackson, Paredes en propia y Baena en el segundo ●