Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

La Real paga la novatada ante el Inter

➔ Brais adelantó muy pronto a los txuri urdin, que pudieron golear, pero Lautaro empató el 87’ en la única ocasión del equipo italiano

- Ángel López

Hay noches que resultan imborrable­s en la memoria, hermosas. Partidos que se pueden contar a hijos y nietos y el de ayer de la Real contra el Inter de Milán podía haber sido sido uno de ellos. Pero no lo fue, porque la Real pagó la novatada en una competició­n que juega una vez cada 10 años. Arrolló al Inter, fue un escándalo, una bestialida­d de un equipo que demostró que esta Champions no le viene grande, que éste es su nivel, pero que se dejó dos puntos en el minuto 87 tras gozar de media docena de ocasiones clarísimas -entre ellas dos palos- para sentenciar a su enemigo.

Los de Imanol se ‘cenaron’ al Inter desde el principio hasta los cambios, a todo un subcampeón de Europa, al que borró del campo y no le permitió generar una sola ocasión de gol hasta esa banderilla de fuego de Lautaro en los instantes finales de un vibrante duelo.

La Real se devoró a su enemigo hasta que comparecie­ron jugadores como Cho, Sadiq y Odriozola, que aún no parecen preparados para sujetar el nivel excelso del resto. El gol del dolor tuvo mucho de fortuna, pero el Inter ya había girado el partido. El punto es bueno tomado con tal, pero es una calamidad consideran­do cómo se desarrolló el partido. El Inter marcó en su único chut del partido. Remiro no hizo una sola parada.

Las triangulac­iones entre líneas y los robos en campo contrario permitiero­n a la Real marcar y generar las suficiente­s ocasiones como para llevarse una ventaja mayor. Brais logró batir al meta interista por el palo corto cuando apenas se habían consumido cuatro minutos de partido.

Quizá los italianos, fanfarrone­s desde la víspera autoprocla­mándose aspirantes a ganar el título de Champions, creyeron que ganarían sin bajarse del autocar y ningunearo­n en exceso a una Real que se gustó como nunca, con un Barrene arrollador.

Arnautovic ni llegó ni a asustar con un cabezazo a Bultzada, antes de la andanada final de los txuri urdin en la primera mitad. Tierney robó con la fuerza de William Wallace, pero no vio a Barrene, que estaba solo. Oyarzabal, en fuera de juego, se topó con el larguero tras una esplendoro­sa jugada colectiva y Le Normand, forzado, casi encuentra la gloria con la testa merced a un centro disfrutón de Kubo con la diestra. Esplendor txuri urdin.

Tras la pausa y la segura bronca de Inzaghi a los suyos, la Real volvió a subirse a la ola de frenesí y tuvo otra descarga con la que rozó el segundo gol. Opositó a él Brais con un libre directo, pero rechazó bien Sommer. Y luego fue increíble el fallo de Oyarzabal con la cabeza a apenas dos metros de la línea de gol y con casi toda la portería para él.

Quiso reaccionar el Inter con un triple cambio y la amenazante presencia de Thuram, que resbaló en su primera ocasión de peligro. Pero seguía siendo un rival insignific­ante, hasta ese momento el mas inofensivo que había pasado por Anoeta en mucho tiempo.

Pero la felicidad no pudo ser plena. Los cambios fortalecie­ron al Inter y debilitaro­n a una Real que acabó pidiendo la hora tras recibir el gol de Lautaro en el 87’. Tras unos cuantos rechaces, Frattesi chutó a gol, su chut no iba a ninguna parte, pero Lautaro, el crack, lo convirtió en gol. Se fastidió la fiesta

Media docena de ocasiones claras de los vascos, incluidos dos remates al palo

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FOTO: LAPRESSE El argentino Lautaro Martínez firmó el gol del empate definitivo del Inter en Anoeta con un gol en las postrimerí­as

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