Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Ilusión sí, pero confianza la justa
En las últimas semanas en Bilbao sólo se habla de la tan ansiada final del próximo 6 de abril, y no es para menos. Un acontecimiento con el que la ciudad y Bizkaia entera se han volcado, siendo el rojo y el blanco los colores predominantes en balcones, escaparates, bares, estaciones de metro y prácticamente en cualquier esquina. Una vez más vuelve a quedar más que claro que el Athletic no sólo mueve a aquellos aficionados y aficionadas al fútbol, sino que es un fenómeno social que moviliza territorios enteros que se sienten identificados con los valores del club.
No demasiados equipos pueden presumir de lograr tal respuesta por parte de su gente y de su ciudad ante un acontecimiento como este. La ilusión es máxima y nadie quiere quedarse fuera de este barco que podría traer la Copa de vuelta a Bilbao 40 años después. Sin embargo, no hay que confundir ilusión con exceso de confianza.
Es cierto que las circunstancias -el excelente estado de forma del Athletic y la categoría del rival- dibujan un escenario idóneo para que los rojiblancos se proclamen campeones de la Copa del Rey, pero una final es una final. Aunque el Athletic parte como favorito, todo puede pasar y no conviene subestimar a un Mallorca que, sea como fuere, eliminó a equipos de la talla de Girona y Real Sociedad.
Está muy bien ilusionarse y celebrar antes, durante y después del partido si finalmente se gana. Da fuerza al equipo y genera un clima de alegría y disfrute que une a la gente. De esto sobra en Bilbao, pero percibo que por momentos estamos demasiado confiados.
Parece que el partido del próximo 6 de abril en Sevilla será un paseo o que incluso la victoria ya es nuestra, pero nada más lejos de la realidad. Habrá que pelear y seguro que el Mallorca no lo pondrá nada fácil. Es por ello que conviene desterrar cuanto antes ese sentimiento de superioridad, porque de mantenerlo y finalmente no lograr la victoría, la caída puede ser grande.
Tan sólo queda una semana para el gran día y los nervios y la ilusión van in crescendo. Siete días para lo que seguro será una fiesta que todos y todas recordaremos por estos lares, sobre todo si al final pasa lo que queremos que pase. Hasta entonces, vamos a seguir soñando con la Copa, pero siendo cautos y humildes para que lo que se multiplique sea la alegría y la celebración, y no el golpe de la caída.
El Athletic y su fiel afición siempre se han caracterizado por ser ejemplares y dignos de admirar por cientos de motivos que no hace falta repetir, así que volvamos a demostrarlo. Nosotros a lo nuestro y a por la Copa
No conviene subestimar a un Mallorca que eliminó a Girona y Real Sociedad