UNA REAL DE 20 MINUTOS
Fiel a su tradición, el equipo txuri urdin cae a las primeras de cambio en la Copa ante los suplentes de Las Palmas y aniquila casi la única ilusión del curso Tras adelantar Willian José a los insulares, Canales da esperanzas con un golazo en el 46’ en l
Sí, tuvo emoción, hubo lugar para soñar con una gran noche copera, hubo asedio, pero duró 20 minutos. 20 de 180 del total de la eliminatoria, los posteriores al descanso de ayer. La Real tiró a la basura 160 minutos de un cruce que a Las Palmas tampoco le interesaba mucho superar. Es el nuevo episodio esperpéntico de una infamia que parece no tener fin, la de la Real en Copa, sí, ese torneo que inundó de ilusión y gloria la provincia a finales de los 80. Esta historia se resume en una palabra, en nueve letras. Decepción. En Copa y en general. La Real lleva casi tres décadas decepcionando a su parroquia, cargando las temporadas de noches frustrantes como la de ayer. Ayer tiró al contenedor casi la única ilusión en hacer algo grande que le quedaba en esta temporada tan lamentable, por ahora, en Liga. Qué pena.
El ridículo copero en la Real, además, es transversal. Pasan presidentes, entrenadores, jugadores, hasta Papas y el cuento siempre es el mismo, con la excepción del concurso de hace dos años, cuando llegaron a semifinales. Prescindir de este torneo parece habitar en la genética de los que se ponen esa camiseta. Para darse cabezazos contra la pared.
Eusebio, al que en esta eliminatoria se le ha marchitado la flor, tiene ahora un problema. Con sólo una competición hasta mayo, le sobra como un tercio de la plantilla. O hace limpia en enero, o tendrá a 14 enfadados cada semana. La Real se ha comprado un traje de Armani para bajar al bar de abajo a jugar al futbolín.
Más que de falta de actitud, más achacable en el partido ante Las Palmas, lo de ayer fue falta de fútbol y futbolistas, de argumentos. Aunque fue patético ver cómo en el minuto 87, a un gol de la prórroga, se sacó un córner hacia atrás, hacia Yuri, que ni estaba pendiente de la jugada. Lo que sí falta es hambre. Y ambición.
Jonathas, errático
Para cuando Jonathas, tras una peinada de Iñigo, falló en el minuto 3 delante del portero con la zurda se barruntaba la tragedia. Las Palmas concedía notables facilidades en la defensa, con pérdidas absurdas y una atrevida linea adelantada casi hasta al centro del campo pero, entre la falta de tino del brasileño en la definición y la incapacidad de superar la presión con certeros envíos en largo, la Real se fue metiendo en un agujero negro. Y además mostraba una fragilidad
La Copa es ese torneo que anualmente tira la Real y frustra a sus seguidores
defensiva, especialmente en su flanco derecho, que pregonaba noche de canas prematuras y bocadillo indigesto.
Por esa autopista se coló Willian José, que llegó hasta la cocina y sirvió a Nauzet, asustado delante de Oier. Jonathas se pegaba con todos, abría espacios, cazaba balones, pero marraba en la suerte final. Cabeceó sobre el larguero un centro de Canales y chutó al lateral de la red un cuero que atrapó en el área.
Gol de córner, otra vez
A la carrera, Las Palmas asustaba y todo el desarrollo del melodrama se desencadenó con un fallo con la pelota de un triste Prieto en la medular. Oier, sembradísimo, se lució para tapar el misil de Nauzet y el rechace de Willian José, pero en el córner posterior a este último no le hizo falta ni saltar para superar por alto a Carlos Martínez y sembrar de pitos Anoeta.
No pasaron ni 20 segundos de la segunda parte cuando Canales desde 30 metros reactivó ilusiones por la escuadra y abrió un periodo de acoso local, pero sin concretarse en nada. Prieto pidió un penalti por un ligerísimo agarrón de Garrido, que existió, y Vela, que salió al descanso por Mikel Oyarzabal, hizo lo propio tras tropezarse en el área con Javi Castellano. Dos penaltis que se pueden pitar si hay un árbitro hogareño. Pero lo que más se le puede achacar es lo extremadamente permisivo que fue con las pérdidas de tiempo de unos canarios que vivieron atrincherados buena parte del segundo tiempo, aunque sólo se vieron arrollados 20 cochinos minutos.
Freno echado de Vela
Chory, relevo de Canales, sí aportó lo que se añoró de Vela, la sexta marcha. De una jugada suya nació el último aliento realista, un pase de la muerte al que Castellano, valiente, llegó antes que Jonathas casi en línea de gol y no se marcó un autogol por milímetros.
La expulsión, rigurosa, de Oier Olazabal acabó con cualquier esperanza en el arreón final porque la Real llevaba casi media hora plana. Valerón, que nació en el régimen anterior, ha vivido contra la Real quizá sus dos últimas noches de gloria futbolística, con 40 años. Los aficionados realistas que tienen menos de esa edad, generaciones y generaciones de txuri urdin, no saben sonreír en Copa, porque han visto a su equipo escupir sobre ella una y otra vez. Hartazgo
Sobra casi un tercio de la plantilla con una sola competición hasta mayo