Debería tener otra ocasión
Ser profeta en tu tierra es difícil, en especial cuando no cuentas con las bendiciones fácticas o, como en el caso de Pako Ayestarán, has desarrollado casi toda tu carrera fuera de las fronteras guipuzcoanas. Para quienes le conocen bien, en cualquier caso, existe un profundo sentimiento de desazón, de pensar en lo que pudo haber sido y no fue, por el efímero paso del beasaindarra por la Real en enero de 2008. Menos de 20 días separaron su elección como director deportivo del presidente Badiola y su dimisión al no aceptar las ingerencias en cuestiones que Pako consideraba elementales del entonces máximo mandatario. Una buena parte del fútbol guipuzcoano que conoce bien las capacidades de Ayestarán cree que con él se podría aspirar a una forma diferente de hacer, a elevar, a fin de cuentas, el famoso listón de la exigencia en el club txuri urdin. Hablamos de un profesional del entrenamiento, defensor a ultranza de que la metodología adecuada es el único camino hacia el éxito. Cero improvisación, cuidado de cada detalle, exigencia. A su amplia preparación, además, añade una experiencia bestial, no sólo por haber sido la mano derecha del mejor Rafa Benítez, campeón de Liga y UEFA en Valencia, y de la Copa de Europa en Liverpool, sino porque ha conocido diferentes ligas como la inglesa, mexicana, israelí (batió todos los récords en el Maccabi), portuguesa... “Jugar en la Real está barato”, dijo en 2008. Sin medias tintas. Ahora diagnostica que se puede lograr en la Real un nivel de ambición que evite el acomodamiento. ¿No es eso, acaso, lo que quiere Aperribay? Pako debería estar incluido en la hoja de ruta a medio plazo de la Real. No darle una segunda oportunidad sería un error difícil de defender