Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

Con las botas puestas

La Real se estrelló contra el muro amarillo sin desviarse un ápice del guión de su técnico y su osadía final le condenó

- Mikel Encinas Donostia

La Real se fue entre aplausos al descanso porque su fútbol había dejado satisfecho al personal. Incluso, pese al jarro de agua fría que recibió todo Anoeta en el minuto 93, se escucharon algunas palmas tras el pitido final, quizá agradecien­do todo lo que puso el equipo para encontrarl­e solución a un partido, el que planteó el Villarreal, para el que no encontró respuestas en el plan que le ha llevado hasta aquí. Pese a no encontrarl­as, los txuri urdin optaron por ‘morir’ así, con las botas puestas, sin salirse del guión, sin dar un pelotazo. Y al final el destino le tenía preparado un giro macabro en los acontecimi­entos con ese postrero gol que, de alguna manera, castigó su inocencia, su nobleza a la hora de buscar el triunfo incluso cuando la el escenario aconsejaba cerrar un buen punto.

Lo cierto es que académicam­ente poco se le puede reprochar a la Real de la primera mitad. El conjunto guipuzcoan­o exhibió todas esas constantes que le han permitido gobernar partidos como el de hace una semana en Cornellà y que le han permitido ganarse un respeto tal que todo un Villarreal le esperó parapetado en su campo.

Los de Eusebio hicieron un brillante trabajo sin balón durante el primer acto, que fue el que le permitió a la Real disfrutar del mismo durante el 69% del tiempo hasta que el descanso.

Los realistas, con un posicionam­iento casi perfecto y guiados en esas lides por un Zurutuza excelso, impedían que al Villarreal le durara el cuero siquiera el tiempo suficiente para alcanzar el campo blanquiazu­l. La presión tras pérdida era prácticame­nte perfecta.

Ya con el balón en los pies, la Real también fue escrupulos­a con el ‘estilo Eusebio’. Casi nunca se rifaba. Los txuri urdin se asociaban bien y buscaban superiorid­ades para encontrar un hueco en el muro del Vi- llarreal. Pero las dos líneas de cua- tro tan juntas impedían a los txuri urdin hallar ese resquicio por el que colarse hasta Asenjo. Tiraron ocho veces durante la primera mitad, pe- ros sólo un cabezazo de Navas a ba- lón parado pudo catalogars­e de oca- sión. Claro que el Villarreal no disparó ni una sola vez. A la Real le faltaba genialidad, ese brote de inspiració­n de los cracks, de Oyarzabal, de Prieto o de Vela que deshiciera­n el entuerto.

De cara a la segunda mitad, y visto la escasa incidencia del dominio, la Real se vio obligada a arriesgar algo más en sus pases y por ahí se le empezó a ir el partido. El conjunto amarillo comenzó a encontrar contras tras esas pérdidas realistas. Los txuri urdin ya no eran capaces de saltar a la yugular en cuanto la perdían y fue emergiendo poco a poco el submarino amarillo hasta que ter- minó castigando con rigor la osadía blanquiazu­l de querer el partido hasta el final, de no conformars­e nunca con un empate que en reali- dad era bueno. La última jugada mató a la Real. Murió con las botas puestas, sí. Pero murió al fin y al ca- bo

 ?? FOTO: UNCITI ?? Yuri y Prieto protestan con vehemencia ante Hernández Hernández al entender que la barrera estaba más cerca de lo que exige el reglamento
FOTO: UNCITI Yuri y Prieto protestan con vehemencia ante Hernández Hernández al entender que la barrera estaba más cerca de lo que exige el reglamento
 ?? FOTO: UNCITI ?? Yuri lo intentó pero no tuvo suerte
FOTO: UNCITI Yuri lo intentó pero no tuvo suerte

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