El extranjero ejemplar
Aunque todavía no haya empezado, se puede otear el verano como si fuera un pequeño revuelo en Anoeta. No es habitual y por lo tanto, la respuesta del club es una incógnita. No será sencillo, dicho sea de antemano, acertar con todas las teclas: precisar un acomodo para alrededor de una decena de transferibles, cada cuál con su casuística; atinar con qué refuerzos son los idóneos y, lo más complejo, conseguir que todo el mundo termine satisfecho con su rol. Esto es, saber cómo gestionar un grupo nutrido de gente y hambre. Y en esto que la Real se mueve en círculos dispares. Entre cerrando el fichaje de un central de la cantera del Real Madrid y sin perder de vista a un secundario del Atlético de Madrid, no vaya a ser que surja una apetitosa ocasión para vender a Vela, una estrella que parece haber tocado techo en el club. Mientras tanto, cinco canteranos subirán al primer equipo, o sea que se esperan no menos de siete incorporaciones totales para el año que viene. Aligerar plantilla es obligado, máxime si a Eusebio le atrae trabajar con colectivos más bien reducidos. Como demuestra el breve protagonismo de los Gaztañaga, Zaldua o Markel esta temporada, subir al primer equipo está reñido con jugar mucho estando Eusebio al mando, así que no está garantizado que Guridi, Zubeldia, Bautista o Kevin vayan a ser piezas de primer orden. Odriozola lo tiene más claro. Si el entrenador no cuida al producto de la casa, el año del regreso a Europa se le puede atragantar porque fiarlo todo al rendimiento de los extranjeros nunca funcionó en la Real. Bien estará lo que aporten futuribles como Llorente o Correa y mal estará que les quemen las castañas cuando haya que sacarlas del fuego. Si tienen dudas, que se inspiren en Vela