Hay que confiar
Kevin Rodrigues sólo lleva tres partidos en el primer equipo y de sus 23 años, sólo los últimos 18 meses como lateral izquierdo. Es un puesto en el que va progresando adecuadamente y en el que dice que todavía tiene mucho que aprender, que es la vía más rápida para hacerlo. La confianza que ha depositado en él Eusebio y la que él mismo tiene en sus posibilidades son otros acelerantes de su aclimatación a las exigencias de reconvertirse en defensa y del ritmo de Primera. Le costará y tendrá tardes complicadas, como las tuvo Yuri, De la Bella y el mismo Aranzabal. Pero la apuesta por él es firme, como demostró el hecho de su titularidad ante el Celta en Vigo. Algo han tenido que ver en él para abrirle de esa manera las puertas a Yuri, al que ni siquiera ofrecieron una contraoferta cuando llegó el PSG con los 13 millones de euros. En Balaídos padeció mucho en la primera parte porque se le acumuló carga de trabajo por su flanco, donde ya habitaba Aspas, caía Wass y se incorporaba Hugo Mallo. Pero en la segunda se vino arriba y se aplicó. De momento, está tan centrado en no dejar grietas atrás que prefiere seleccionar mucho sus subidas y no arriesgar con regates, caños y autopases que puedan complicarle la existencia. Tiene calidad y recursos ofensivos y lo que le falta es adquirir los mecanismos propios de un defensa: colocación, sincronización con los colegas de línea y agresividad, aunque ha ido mejorando. Es joven y tiene margen de progreso y un maestro excepcional en el vestuario, Xabi Prieto. Fijándose en el capitán, que mañana cumple 500 partidos, lo tendrá más fácil. Para los que haber jugado un minuto en la Real hubiese supuesto tocar el cielo, es obligado honrar al que alcanza el medio millar de partidos