Un patrón de bandera
En un partido abierto y con pocos ajustes defensivos bien equilibrados, se veía que el rendimiento individual iba a tener un componente importante. El arranque del triángulo formado por Odriozola, Januzaj y Prieto, el olfato de gol de Juanmi, el partido completo de Iñigo hasta que se lesionó o el impulso que le dieron las entradas de Canales, Llorente y Carlos Vela al juego del equipo fueron de lo más reseñable en el plano individual. Pero el que llevó con maestría el juego realista fue Illarramendi. Con un Zurutuza en un papel mucho más secundario que en otras ocasiones, el de Mutriku fue un patrón de lujo en la dirección del juego realista. Marcó su primer doblete en Primera, dos golazos, se convirtió en un central de garantías, jugando algunos minutos con diez, ante la lesión de Aritz y mantuvo el orden cuando más lo necesitaba el equipo. A la vez que Gorka Aranberri dirigía con maestría la trainera oriotarra, el patrón de bandera realista, Asier Illarramendi, hacía ganar a la Real la particular bandera de Riazor