Demasiado expuestos
Si la Real, en lugar de haber ganado los tres primeros partidos de Liga, hubiese ganado los tres últimos, llegaría hoy a San Petersburgo con la moral por las nubes. Por eso, aunque ha sucedido lo contrario, el orden de los factores no debería alterar el producto. El equipo es el mismo que fue capaz de ganar los cuatro primeros partidos oficiales. Se trata, y eso es tarea exclusiva del entrenador, de encontrar los mecanismos y el equilibrio que le permitan a la Real ser más competitiva que ante Levante y Valencia, sobre todo, aceptando que frente al Real Madrid se pude perder de cualquier manera. Debe entender Eusebio que el equipo no puede jugar tan expuesto, parecer tan vulnerable a ojos del rival en cuanto pierde el balón, sea en la zona del campo que sea. Porque un gol como el tercero del Valencia, en el que un central conecta directamente con un delantero con un simple pase que supera todas las líneas del equipo, no es de recibo en la organización de un equipo profesional. Si esto está reñido, o no, con el intento de ser protagonista con el balón como única vía hacia el resultado, es algo que el técnico debe valorar. La apuesta de la Real por un juego ofensivo es plausible pero eso no debería ser incompatible con un juego defensivo más solvente, con una resistencia más aguerrida sin balón. No parece una buena idea plantarse en el campo del Zenit, otra vez a pecho descubierto, asumiendo el riesgo de que una pérdida coja al equipo con los dos laterales, dos extremos y un media punta de corte ofensivo y el delantero en campo contrario, con Illarramendi y Zurutuza como únicos elementos capaces de sujetar toda la estructura. La única forma de sacarle brillo a todo el potencial ofensivo del equipo es mejorando el comportamiento defensivo