OCTUBRE LLEGA CON LA PRIMERA ‘FINAL’
El encuentro de mañana ante el Betis pasa a ser vital tras las cuatro derrotas seguidas Una quinta antes del parón haría saltar todas las alarmas y obligaría a una reflexión Frenar la hemorragia de goles y las concesiones, prioridad para afrontar la remon
Esta dinámica tan mala de resultados de momento no cuestiona el proyecto. Si la Real perdió el jueves en San Petersburgo fue porque el pasado curso se ganó el derecho a jugar ante el Zenit al ser sexta y ese crédito, como es lógico, permanece vigente. Nada se cuestiona, pero octubre llega con la primera ‘final’ del curso, el primer encuentro de la temporada no definitivo pero sí definitorio. Sumar ante el Betis la quinta derrota consecutiva antes del segundo parón obligaría a los responsables del equipo y del club a llevar a cabo una reflexión y a buscar soluciones.
Y es que la Real no pierde cinco partidos seguidos desde su derrumbamiento en la segunda vuelta de la campaña 2010/11 que casi le cuesta un disgusto al final. La situación no es alarmante porque la Liga comenzó en sentido contrario, con cuatro victorias seguidas -tres en Liga y una en Europa League-, pero la falta de reacción y la repetición de los mismos errores amenaza con erosionar la confianza de y en el cuerpo técnico y los jugadores.
A la Real se le ha escapado su estrella con su fragilidad defensiva. Un equipo de elite que compite en la Europa League no se puede permitir encajar tres goles en cada uno de los últimos cuatro partidos como la Real. En casa y fuera, en Liga y en Europa. Partir con tres goles en contra es sinónimo de naufragar. Los jugadores y los técnicos tienen muy claro que la remontada debe empezar por ahí. Desde los cimientos. 12 goles en los últimos cuatro partidos y 18 en los ocho disputados. Una barbaridad.
Lo que es evidente es que Eusebio va a morir con su idea porque él es su idea. Puede ajustar ciertos aspectos defensivos, elegir otros futbolistas, buscar otros perfiles, pero su estilo es innegociable y su dibujo, inamovible. El día que se fuguen esa filosofía y ese esquema, él se fugará con ella.
Es imposible saber qué hubiese ocurrido si el entrenador hubiese apostado por su mejor ‘once’ en Rusia, donde reservó a sus dos futbolistas más vertebrales, Illarramendi y Willian José, y a la estrella del anterior encuentro, Oyarzabal. Además, hubo de prescindir por lesión de sus otros jugadores quizá más decisivos: Iñigo y Vela. No obstante, dejó patente que para él ‘el partido’, en singular, de esta semana es el de mañana ante el Betis. Por eso, su castillo de naipes empezará a desmoronarse de verdad si su escuadra vuelve a naufragar en el encuentro liguero que ha comprometido el duelo más exigente de la Europa League.
Por el contrario, un triunfo ante los béticos aclararía sobremanera el panorama y podría suponer un punto de inflexión en la temporada. Cuatro victorias en siete encuentros configurarían un bagaje muy positivo para acometer el tercer tramo de la temporada, que también llegará con un partido cada tres días. El Betis llega descansado y supermineralizado por sus tres victorias seguidas y sus 12 puntazos en la tabla. Pero quizá su estilo de toque y posesión le puede venir mejor que el directo, de repliegue y espera del fallo del adversario del Valencia y el Zenit