El ‘efecto Abelardo’ se mantiene en el Alavés
Segunda victoria del equipo vitoriano con ‘Pitu’ en el banquillo ante una UD Las Palmas que pudo salir goleada
Suma y sigue. El ‘efecto Abelardo’ perdura en el Deportivo Alavés. Segundo partido con el ‘Pitu’ al frente del equipo y segunda victoria de los babazorros. Y, además, diáfana, sin sufrimiento. Muy diferente a la última en Girona, donde a los vitorianos se les apareció la virgen en la persona de Ibai Gómez, autor aquel día de los tres goles. Ayer, en Mendizorrotza, un 2-0 final que se quedó cortó. Por los méritos de los locales y también por los deméritos de los visitantes.
La Unión Deportiva Las Palmas volvió a ofrecer una vez más, y ya van unas cuantas, su peor versión. Suerte tuvo de Raúl Lizoain, su portero, que con varias intervenciones evitó que los grancanarios se fueran con un capazo de goles bajo el brazo. Los jugadores amarillos, anoche de gris, deambularon como almas sin pena por el césped.
Sin que les sirva de excusa, lo cierto es que la situación que atraviesa el club tampoco les favorece. Tras la destitución de Pako Ayestarán, que corrió la misma suerte que Manolo Márquez, el fútbol del equipo es interino, como su actual entrenador, Paquito Ruiz. Todo parece cogido con pinzas a la espera de la llegada del nuevo técnico, el argentino Almirón o, quien sabe, Paco Jémez. Más vale que en la entidad se den prisa en la contratación del míster o la dinámica negativa en la que está el conjunto isleño será difícil de superar. Por lo pronto, el Alavés, que era penúltimo, ya le ha superado, y como el Málaga gane mañana en Anoeta acabará la jornada como colista.
Del partido en sí, con la Unión Deportiva frágil en defensa e inexistente en ataque, destacar a todo el bloque del Alavés, con un Ibai Gómez en estado de gracia, pues tras el ‘hat trick’ en Montilivi inauguró el marcador después de recoger el rechace de Lizoain a chut de Pedraza (min. 23). Podía haber firmado un par de dianas más, pero el portero, muy inspirado, lo evitó. También pudo vivir una noche inolvidable Munir, que si bien encarriló la victoria en el 55’ tras aprovechar un medido pase de Pedraza, después malogró hasta otras dos clarísimas ocasiones. Lo mismo le pasó a Maripán, cuyo remate de cabeza se topó con la cara de Lizoain, o a Cristian Santos, que no superó al meta en inmejorable posición.
Un monólogo, pues, del Alavés, que con Abelardo empieza a presumir de su apodo, ‘Glorioso’