No existe fatiga para el gran ‘Might Bite’
El pupilo de Nicky Henderson alcanza la gloria en una edición del King George extenuante
Los grandes campeones de la historia se coronan así. A lo grande. La edición 2017 del King George deparó ayer una carrera sencillamente brutal, extenuante, más allá de los límites. Sus tres millas se convirtieron en un test bárbaro que midió con severidad todas y cada una de las aptitudes de sus contendientes. No hubo escondites posibles. Cada ejemplar y su jockey hubieron de enfrentarse cara a cara con sus propias capacidades, extendidas más allá de lo racional.
El encargado de imponer un ritmo tremendamente selectivo desde la propia salida fue el fantástico tordo ‘Bristol de Mai’. Coronado previamente a la salida como el legítimo contrapoder al favorito ‘Might Bite’, su objetivo fue tan sencillo como evidente: que la carrera se convirtiera en un test sin concesiones para tratar de imponer la ley del más fuerte. Pero no es un papel fácil. El hecho de ser el encargado de endurecer una gran prueba, de que se corra de verdad cada metro, supone un plus de desgaste que puede volverse contra uno mismo. Y así fue. Tras galopar en cabeza los tres primeros kilómetros secundado por el favorito ‘Might Bite’, pareció tender un signo de flaqueza a falta de 1.500 metros. ‘Might Bite’ se iba a por la punta con gran decisión, pero todo cambiaba enseguida.
‘Bristol de Mai’ volvía a golpear y retomaba la cabeza de la carrera sin aparente gran esfuerzo. ‘Might Bite’ seguía a lo suyo, saltando correctamente y aparentemente cómodo, instalado en su enorme tranco. Detrás, ‘Thistlecrack’ y ‘Whisper’ escondían su gran esfuerzo todo lo que podían, a la espera de una recta final que pudiera acentuar la calidad de su galope para batir en los últimos metros a los punteros.
Una estrategia tan sencilla como complicada es su ejecución en todo un King George. Y es que su curvón final, previo a una recta final eterna, suele apagar las luces de quienes comienzan a flaquear a los cuatro kilómetros. Ahí se fundía repentinamente el comandante ‘Bristol de Mai’, a la par que poco a poco se apagaban las llamas de victoria de ‘Thistlecrack’ y ‘Whisper’.
Nico de Boinville, el fabuloso jockey de ‘Might Bite’, apretaba el botón rojo a la entrada de la recta y se iba con todo a por la victoria. Una victoria tan deliciosa como cara y es que la recta de Kempton es sencillamente brutal en su dureza y extensión. De ello estuvieron a punto de aprovecharse en los últimos metros los outsiders ‘Double Shuffle’ y ‘Tea for Two’, dos elementos de dureza extraordinaria. Pero delante de ellos galopaba un crack como ‘Might Bite’ que se dejó el alma para alcanzar la meta y una gloria tan merecida como brillante